Ucrania armada (hasta los dientes) (II)

Ucrania armada (hasta los dientes) (II). Daniel López Rodríguez

Después del 24 de febrero de 2022

Como ha reconocido el ex presidente ucraniano Petro Poroshenko, «Ucrania frenó a Rusia porque el ejército se entrenó con la OTAN». Y también afirmaba: «Con el acuerdo de Minsk, Ucrania ganó tiempo para construir un nuevo ejército» (https://www.elmundo.es/internacional/2022/05/17/62836addfdddff266f8b45b5.html). Pero frenar, o ralentizar la marcha de las tropas rusas hasta el cumplimiento de sus objetivos militares, no significa que el ejército ucraniano armado por la Alianza vaya ganando la guerra, como insiste una y otra vez la prensa occidental. 

Desde 2014 hasta antes del 24 de febrero de 2022 Estados Unidos ha enviado a Ucrania un total de 3.000 millones de dólares en asistencia militar, según las estimaciones de The Washington Post. Y muchas más ayudas, mucho más grandes, le están llegando tras el 24 de febrero. Así que una vez puesto en marcha el conflicto a los ucranianos se les ha intensificado la ayuda considerablemente. (https://www.washingtonpost.com/world/2022/02/02/ukraine-russia-putin-military-nato/).

Según el coronel Richard Black -un hombre que se ha llevado 31 años en la Armada y en el Ejército de Estados Unidos, pasando a la Cámara de Delegados de Virginia de 1998 al 2006, y al Senado de Virginia del 2012 al 2020-,en el momento en que Rusia entraba en el conflicto las fuerzas ucranianas disponían de 250.000 hombres y los rusos eran unos 160.000. «Así que en lugar de tener el triple, en realidad tenían menos tropas que los ucranianos. Pero se vieron obligados a atacar, para tratar de adelantarse a la batalla que se avecinaba, en la que los ucranianos habían concentrado estas fuerzas contra el Donbás… Las tropas rusas que entraron en combate en Ucrania, en su mayoría nunca habían experimentado el combate. Este es un ejército de tiempo de paz. Rusia no libra guerras en el extranjero. Siria es el único compromiso significativo en el extranjero que han tenido. Compárelo con Estados Unidos, donde, literalmente, si hoy un soldado se retira tras 30 años de carrera militar, no habrá pasado ni un solo día en el que Estados Unidos estuviera en paz. Algo sorprendente. Y lo contrastas con las fuerzas armadas rusas, en que con pocas excepciones, el país ha estado en paz» (https://larouchepub.com/spanish/other_articles/2022/4918-entrevista_a_cor_richard_black.html?fbclid=IwAR1d_YljFAbhvBCj2btg4IbAIpQ-vxOxBIPgo844gMWIKulxhbY_vI3pbGE; véase también https://www.youtube.com/watch?v=yDu7p4YnqHM&feature=youtu.be&ab_channel=TeCsTertuliasenCuarentena).

El 26 de febrero Biden aprobó destinar 350 millones de dólares en forma de «artículos y servicios del Departamento de Defensa, y formación y entrenamiento militar» (https://actualidad.rt.com/actualidad/422637-pentagono-diciembre-enviar-armas-ucrania).

Pasa un mes y el Pentágono sigue armando a Ucrania, anunciando una nueva ayuda de 300 millones de dólares en ayuda militar a Ucrania, más otras ayudas. Y pasa otro mes más y siguen llegando las ayudas. Está claro que a Washington le interesa que se prolongue el conflicto. Lo que no sólo puede desgastar a Rusia sino también a los países de la Unión Europea, gracias a sus políticos lacayos de Washington y traidores a sus respectivas patrias. A su vez prolongaría la tragedia de los ucranianos destrozándose cada vez más su país, por lo cual cada día que pasa contribuye a que la reconstrucción del país sea más costosa. 

Así hablaba Richard Haass, presidente del Council on Foreign Relations (CFR), en el Foro Público Virtual del Hogar y el Extranjero una semana después de la entrada de las tropas rusas en Ucrania y dando en la clave de todo este asunto: «Estábamos enviando armas a Ucrania para dificultar que Rusia tuviera éxito si, de hecho, fuera a invadir, y le estábamos ofreciendo a Rusia una opción diplomática, la llamada rampa de salida, con la esperanza de que la aceptaran. Como todos sabemos, las cosas no funcionaron de esa manera» (https://www.cfr.org/event/home-and-abroad-public-forum-us-russia-relations, subrayado mío). 

Y en un artículo en Foreign Affairs fechado el 22 de abril de 2022 Haass dejó un mensaje muy claro: «los ucranianos tienen todo el derecho a definir sus objetivos de guerra. Pero también lo hacen los Estados Unidos y Europa. Aunque los intereses occidentales se superponen con los de Ucrania, son más amplios e incluyen la estabilidad nuclear con Rusia y la capacidad de influir en la trayectoria de los programas nucleares de Irán y Corea del Norte» (https://www.foreignaffairs.com/articles/russian-federation/2022-04-22/what-does-west-want-ukraine).  

La OTAN desplegaba a 40.000 soldados en las fronteras de Europa del Este. Así lo explicaba Jens Stoltenberg, su secretario general, el 10 de abril: «Lo que vemos ahora es una nueva realidad, una nueva normalidad para la seguridad europea. Por lo tanto, ahora hemos pedido a nuestros comandantes militares que ofrezcan opciones para lo que llamamos un reinicio, una adaptación a largo plazo de la OTAN» (http://elespiadigital.com/index.php/noticias/historico-de-noticias/37366-2022-04-10-22-09-39).

Así defendía la intervención rusa el embajador ruso en Estados Unidos, Anatoly Antonov: «Los países miembros de la OTAN han comenzado una exploración militar de Ucrania. Estaban inundado con armamento occidental mientras el presidente Zelenski anunciaba los planes de Kiev para adquirir armas nucleares que amenazarían no solo a los países vecinos, sino también al mundo entero. En este contexto, Rusia no tuvo otra opción que reconocer la independencia de las Repúblicas Populares de Donetsk y Lugansk. Entonces, de conformidad con el Capítulo VII, Artículo 51 de la Carta de la ONU, con la autorización del Consejo de la Federación de Rusia y en ejecución de los Tratados de Amistad y Asistencia Mutua con la República Popular de Donetsk y la República Popular de Lugansk, el Presidente de la Federación Rusa Vladimir Putin tomó la decisión de iniciar una operación militar especial. El objetivo es desmilitarizar y desnazificar a Ucrania para reducir las amenazas militares planteadas por los estados occidentales que intentan utilizar al hermano pueblo ucraniano en la lucha contra los rusos». La misión de la operación -continúa Antonov- «es poner fin al genocidio perpetrado por el régimen de Kiev y garantizar un estatus neutral y libre de armas nucleares para Ucrania» (https://www.abc.es/internacional/abci-embajador-ruso-eeuu-revela-empezo-guerra-y-como-podria-terminar-estamos-haciendo-todo-posible-202204110908_noticia.html?fbclid=IwAR0hqzGgfApMNrtfwWYzSx4JKjOOv-2CMHzGxEYqH_hRHpbWQAJ4s72zO7k).

Más y más armas (aunque antiguas) 

El 21 de abril el jefe del segundo departamento de la CEI del Ministerio de Relaciones Exteriores de Rusia, Alexey Polishchuk, decía en una entrevista para la agencia de noticias rusas TASS: «La operación militar especial terminará una vez que se cumplan sus tareas. Entre ellas están la protección de la población pacífica de Donbass, la desmilitarización y desnazificación de Ucrania, así como la eliminación de las amenazas a Rusia provenientes del territorio ucraniano debido a su colonización por miembros de la OTAN» (https://tass.com/politics/1440761).

El 26 de abril el Pentágono reunió en la base estadounidense de Rammstein (que se encuentra en Alemania) a 43 ministros de Defensa de 43 países para forzarlos a que contribuyesen con armamento al ejército ucraniano (66 pudo reunir en su momento contra Siria, para que finalmente el conflicto lo resolviese Rusia). 

El Estado de Israel se atrevió a boicotear esta reunión porque buena parte de ese armamento va a parar a los paramilitares banderistas (considerados «neonazis»). De hecho el parlamento israelí ha sido el único entre los aliados de Estados Unidos que se ha negado a reunirse en sesión palmaria para escuchar a Zelensky, y sólo ha mantenido una reunión con el presidente ucraniano con los diputados que quisieron escucharlo. 

Recuerden que en el Congreso de los Diputados de España el líder ucraniano (es decir, el actor NATO) fue aplaudido con las orejas. Hay que decir que no lo hicieron los dos diputados de la CUP y Enrique Santiago de Izquierda Unida (y que conste que son tres políticos con los que no suelo coincidir en nada).  

El 28 de abril la portavoz del Ministerio de Exteriores ruso, Maria Zakharova, salía a quejarse de que los países occidentales están pidiendo abiertamente a Ucrania que ataque el territorio ruso utilizando las armas que suministran a Kiev. «Ya comentamos el otro día sobre las declaraciones del viceministro de Defensa británico [James] Heappey sobre aprobar los ataques de Ucrania contra objetivos militares rusos. En otras palabras, Occidente está llamando abiertamente a Kiev a atacar a Rusia, incluso con armas recibidas de los países de la OTAN… Me gustaría que Kiev y las capitales occidentales tomen en serio las declaraciones del Ministerio de Defensa de nuestro país de que más provocaciones ucranianas para atacar objetivos rusos definitivamente conducirán a una dura respuesta de Rusia». Y un representante del Ministerio de Exteriores de Rusia afirmaba: «Otra evidencia de que el régimen [del presidente ucraniano Vladymyr] Zelensky no es independiente en sus decisiones y depende completamente de los controladores externos» (https://tass.com/politics/1444761). Como hemos visto que ha reconocido Poroshenko. 

El 29 de abril el Congreso de los Estados Unidos obtuvo una nueva asignación, ascendente a 33.000 millones de dólares, de créditos adicionales para seguir armando a Ucrania. Con esta contribución el presupuesto militar ucraniano se coloca en el 11º del mundo. Con lo cual es menester afirmar que estamos ante uno de los ejércitos más importantes a nivel mundial, aunque la sangre que se derrama sea la de ucranianos y también de brigadistas de diferentes países (y algún que otro militar de la OTAN camuflado). 

A su vez se dice que los ucranianos tienen que ser adiestrados para utilizar este armamento y que por ello no pueden usarlo a corto plazo, de ahí que también se diga que el gobierno lo vende en el mercado negro para incrementar aún más la corrupción del gobierno ucraniano mientras su pueblo pasa calamidades. Y a su vez se trata de armamento antiguo, como si los países de la OTAN le estuviesen vendiendo todo el material desechable a Ucrania con el fin de deshacerse de éste y renovar su artillería, lo que estará haciendo las delicias del complejo militar-industrial (y a saber el blanqueo de dinero que habrá ahí, más otras corrupciones al por mayor).

El 29 de abril se publicaba en Foreign Affairs: «pocos creían que Ucrania podría detener la invasión en una guerra convencional» (https://www.foreignaffairs.com/articles/ukraine/2022-04-29/how-not-invade-nation?utm_medium=newsletters&utm_source=fatoday&utm_campaign=How).  

¿Por qué será? ¿Por el «heroísmo ucraniano»? ¿Porque el plan de invasión que puso en marcha Rusia «en sí mismo fue sorprendentemente malo»? ¿Porque fue una invasión «radical y sin prioridades en lugar de secuencial y deliberada»? ¿Y no será porque los ucranianos han sido armados hasta los dientes por Estados Unidos y sus vasallos de la OTAN y también por otros países? ¿Y por qué iba a ser si no? ¿Porque los rusos son tontos? ¿Esa es la explicación que el oficialismo nos quiere vender cometiendo con Rusia la falacia del hombre de paja (ejército de paja o tigre de papel) y que muchos, la mayoría, compran? ¿No está diciendo Petro Poroshenko que Ucrania estaba siendo armada hasta los dientes por la OTAN, publicándose sus declaraciones hasta en diarios oficialistas rusófobos como El Mundo? Y con todo, ¿no está Rusia, poco a poco, cumpliendo sus objetivos militares, que no son otros que los de desmilitarizar y desnazificar (o desbanderizar, para ser más exactos) Ucrania? 

El 6 de mayo la web del Pentágono publicaba que a partir del 24 de febrero, a través de una cuenta llamada Iniciativa de Asistencia para la Seguridad de Ucrania, «Estados Unidos ha enviado $ 61,4 millones en equipo de comunicaciones a Ucrania. Otros $ 19,7 millones se destinaron a vehículos aéreos no tripulados Puma y $ 17,8 millones a vehículos aéreos no tripulados Switchblade. No se trata solo de sistemas de armas y municiones. Bajo el programa, el Departamento de Defensa envió $2 millones en binoculares a Ucrania, $1.2 millones en comidas y raciones listas para comer y $4.9 millones en suministros médicos» (https://www.defense.gov/News/News-Stories/Article/Article/3023441/intensity-of-conflict-creates-unprecedented-need-for-weapons-munitions/). 

El 9 de mayo, en su habitual discurso del Día de la Victoria en la Gran Guerra Patria ante el Tercer Reich, Putin señalaba lo que es evidente: «El bloque de la OTAN ha comenzado el desarrollo militar activo de los territorios adyacentes a nosotros. Así, se creó sistemáticamente una amenaza absolutamente inaceptable para nosotros, además, directamente en nuestras fronteras… El peligro crecía cada día. Rusia dio un rechazo preventivo a la agresión. Fue una decisión forzada, oportuna y la única correcta. La decisión de un país soberano, fuerte, independiente» (http://kremlin.ru/events/president/news/68366).

Mientras en Rusia Putin daba su discurso en Estados Unidos Biden reiniciaba el programa de Préstamo y Arriendo (Lend-Lease), el cual ha sido una medida bipartidista (https://www.latimes.com/espanol/eeuu/articulo/2022-05-09/biden-firma-ley-de-prestamo-y-arriendo-para-ucrania).

El 19 de mayo el Senado de los Estados Unidos aprobaba con amplia mayoría (86 a favor y 11 en contra) una ayuda de 40.000 millones de dólares para el ejército ucraniano. La medida ya fue aprobada previamente en la Cámara de Representantes. (https://www.efe.com/efe/espana/mundo/el-senado-de-ee-uu-aprueba-40-000-millones-dolares-en-ayuda-para-ucrania/10001-4809914).    

Como llegaría a decir el 14 de enero de 2022 el ex jefe del comando de la OTAN en Europa, el almirante James Stavridis, «el nivel de apoyo militar de ‎Estados Unidos a una insurrección ucraniana haría parecer poca cosa lo que dimos contra la ‎Unión Soviética en Afganistán» (https://www.nytimes.com/2022/01/14/us/politics/russia-ukraine-biden-military.html).

Parece que esto va a ser como la guerra de Charlie Wilson pero a lo bestia, porque una Afganistán en Europa puede provocar un Estado de crisis permanente, que puede beneficiar a Estados Unidos en detrimento de los lacayunos países europeos, que serían aún más dominados por el listillo de Uncle Sam. 

Aunque la apariencia podría ser falaz y el conflicto tal vez dure menos, puesto que con armas antiguas los ucranianos no podrán resistir mucho, y los rusos siguen avanzando aunque lentos (porque, pese a lo que diga la burda propaganda, obviamente no quieren matar civiles y eso ralentiza mucho las operaciones). Muchas de las armas son de sistemas diferentes, con diferentes software y distintas piezas, y si se estropean no se puede arreglar porque los ucranianos no disponen de técnicos para hacerlo. Asimismo se necesita mucho entrenamiento para que los ucranianos las sepan usar, y su ejército dispone cada vez menos de soldados profesionales, estando la mayoría cercados en el Donbás.

Posiblemente la resistencia ucraniana se deba más a las fortificaciones que se fueron construyendo desde el 2014 en el Donbás que a las oxidadas armas occidentales. Y, con todo, no nos atrevemos a dar un pronóstico definitivo, ya que puede pasar algo completamente inesperado.

¿Armar a Ucrania más y más sólo puede contribuir a la escalada? Esto sin duda es lo que quieren en el think tank Atlantic Council; donde, por cierto, están muy mal: «Un problema clave al tratar con Putin es el miedo occidental a una escalada. El dictador ruso es muy consciente de esto y siempre escala hasta que gana o es derrotado. Por lo tanto, Occidente no debe tratar de evitar la escalada, sino que debe demostrar que está dispuesto a escalar más y más rápido. Esta es la única forma de garantizar que Putin fracase y Ucrania gane» (https://www.atlanticcouncil.org/blogs/ukrainealert/western-advocates-of-appeasement-need-a-crash-course-in-putinology/). Ucrania no, la OTAN, es decir, Estados Unidos (pero que no se entere la servidumbre).  

¿Conflicto enquistado?   

Pasado tres meses de la entrada de las tropas rusas en Ucrania, da la sensación de que el conflicto se ha enquistado. Pero ¿no será que las tropas rusas no conquistan territorio y no avanzan, dando la sensación de enquistarse el conflicto, porque lo que en realidad pretende Rusia en Ucrania -como sus autoridades han ido manifestando constantemente- es «desmilitarizar» (es decir, acabar con las unidades militares de Ucrania y todas las ayudas de la OTAN) y «desnazificar» (es decir, liquidar a los batallones paramilitares, que en absoluto forman una cantidad despreciable y que tienen la cualidad de ser muy belicosos; aunque entre el 16 y el 20 de mayo su principal batallón, el banderista de Azov, ha sido neutralizado en Mariúpol)? 

En resumen: durante los combates las tropas rusas han destruido buena parte de la enorme infraestructura militar y de defensa ucraniana (que se ha ido instalando durante estos años con las ayudas de la OTAN y que como vemos se ha intensificado mucho desde el 24 de febrero). A esto es lo que los rusos llaman «desmilitarizar», y a su vez han ido acabando con diferentes batallones paramilitares, como el citado batallón de Azov en Mariúpol, y esto es lo que se denomina «desnazificar». 

¿Y si los rusos no se han fijado como objetivos tomar las grandes ciudades de Ucrania como Kiev o Jarkóv sino que más bien se han centrado en combatir a los paramilitares aplicando la misma táctica que en Siria, esto es, cercando las ciudades en las que se refugian los enemigos, abriendo corredores humanitarios para dejar salir a los civiles y finalmente bombardear a los enemigos que queden allí, como se ha visto en la propia Mariúpol? ¿Acaso los paramilitares nacionalistas no bloqueaban dichos corredores humanitarios para impedir la salida de la población a fin de usar a los civiles como escudos humanos y rehenes?

En esta ciudad a las orillas del Mar de Azov las tropas rusas se han enfrentado al Batallón de Azov, en lo que ha sido su feudo durante ocho años, para tomar directamente la ciudad y anexionársela para instalar un corredor entre el Donbás y la península de Crimea. 

Lo que se pretende tal vez sea inutilizar la infraestructura bélica ucraniana y garantizar el estatuto de neutralidad de Ucrania. También cuenta la toma de las cuatro centrales nucleares que tiene Ucrania: Zaporizhzhia  (que suministra gran parte de la energía del país y que es la central nuclear más grande de Europa), Riune, Ucrania del Sur y Jmelnitsky; Chernobil se encuentra inactiva.Aunque al centrarse Rusia en el Este estas centrales han sido abandonadas. Pero es posible que los rusos hayan operado sobre las mismas para que Ucrania no pueda reactivarlas como instrumento militar. 

También es interesante la toma de laboratorios con armas biológicas y químicas, pero esto bien merece otro artículo. 

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