Antropoclastia. El tabú contra la normalidad

Antropoclastia. El tabú contra la normalidad. Jesús Cotta

Estamos viviendo un proceso de antropoclastia, un derribo de lo humano desde muchos frentes (política, arte, filosofía, ideología, tecnología…), una negación y un menosprecio de la naturaleza humana entendida como un logos viviente, como una realidad que es algo más que biología y que es la fuente de nuestra dignidad.

Uno de los agentes de la antropoclastia es el tabú contra el concepto de normalidad; este tabú es consecuencia del menosprecio y de la negación del concepto de naturaleza humana universal. Esta es la que nos permite distinguir el comportamiento sano del enfermo, el que merece ser potenciado del que no, el que nos humaniza del que nos deshumaniza, en fin, lo normal de lo anormal. Pero, si no hay naturaleza humana universal, entonces, ¿cuál es el comportamiento humano adecuado?

La palabra misma «normal» es tabú y, cuando a uno se le escapa, tiene que apresurarse a decir que la está usando en el sentido de «lo habitual», no en el de «lo apropiado».

En efecto, si el hombre es el producto no querido de Algo que no nos conoce ni nos ama ni espera nada de nosotros, si la moral es convención, si el yo es el que crea sus propios valores, entonces ¿qué argumentos hay para afirmar que comportamientos voluntarios tales como drogarse, prostituirse, abortar, suicidarse, diluirse en la pornografía, alquilarse, no es lo adecuado a un ser humano? Si lo normal no es que los niños nazcan de un hombre y una mujer que lo aman, ¿por qué va a tener derecho un niño a saber quiénes son las personas a las que debe el cuerpo que lo acompañará toda su vida? ¿Y por qué la esclavitud voluntaria o las parafilias iban a ser anormales?

Sade, ese pobre hombre, y Procrustes, ese hombre siniestro, están encantados con este tabú; los pederastas también, convencidos como están de que la OMS pronto declarará que la pederastia no es algo anormal.

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