Hoy, cuando todos los líderes y activistas mundiales nos exhortan a una vida de forzada morigeración —para lograr la salvación del planeta, sucedáneo de la Redención—, la confusión resulta mucho mayor. ¿Qué nos diferenciará, dentro de pocos años, de un carmelita descalzo, en lo que a pobreza material se refiere?
Vive sin dejar huella
Frente al ruido de este mundo que nos pide estrujar nuestra vida sin sentido, está el Jardín en que preferían refugiarse Epicuro y Horacio. Que quizá no sea otra cosa que el huerto que tanto aparece en la literatura cristiana, empezando por aquel de Getsemaní en que Cristo se encaraba con el Padre.
Rod Dreher. El hogar es un templo
Según Dreher, y según muchas de las personas con que ha hablado, ahora se repite en Occidente lo que sucedió al otro lado del Telón de Acero. En cierto modo, Vivir sin mentiras es un complemento de La opción benedictina. Cada libro se comprende mejor leyendo el otro. En ambos casos denuncia el ocaso de la civilización cristiana y la implantación de un nuevo credo, hostil al predicado por los apóstoles y que había supuesto hasta hace poco el cimiento del Viejo Continente.
María, José y el Niño ¿eran inmigrantes?
Desde hace unos años se ha planteado una interpretación inédita de la Sagrada Familia. En especial, del episodio que, según relata Lucas, muestra a María y José en Belén en el momento en que sobreviene el parto de Jesús. El Evangelio dice que tuvieron que guarecerse en un establo, puesto que en la hospedería no había sitio. El relato no aporta más información, de modo que la conclusión más razonable, siguiendo el criterio de Ockham, es que la posada estuviera al completo.