Entre agosto de 1858 y enero de 1859 Marx escribió su Contribución a la crítica de la economía política, aunque ya en 1857 había esbozado la introducción, la cual, según Lois Althusser, constituye el discurso del método de la nueva filosofía.
Marx decidió cambiar la introducción por un prólogo con el que comienza la obra: «Suprimo una introducción general que había esbozado; prescindo de ella porque, habiendo reflexionado, me parece que adelantar resultados que es necesario demostrar primero sólo puede molestar» (Karl Marx y Friedrich Engels, Sobre la religión, Edición preparada por Hugo Assmann y Reyes Mate, Ágora, Salamanca 1974, pág. 239).
Marx terminó la redacción de la obra el 21 de enero de 1859 y cuatro meses después lo envió a su editor. El 23 de febrero incluyó el prólogo. El libro fue editado por Franz Gustav Duncker, demócrata y fundador de los «Hirsch-Dunckerschen Gemerkschaften», unas de las organizaciones obreras de impresores influenciadas por la burguesía alemana. Duncker era, además, amigo de Ferdinand Lassalle, al cual Marx le agradeció sus gestiones con Duncker.
Pero cuando estaba preparando el libro I de El Capital, que por entonces Marx pensaba que iba a ser el tomo II de la Contribución a la crítica de la economía política, Marx no pensaba bajo ninguna condición entregar dicho trabajo a la casa editorial de Duncker, pues éste recibió «el manuscrito del fascículo I en diciembre de 1858 y no lo publicó hasta julio o agosto de 1859» (Karl Marx y Friedrich Engels, Cartas sobre El capital, Traducción de Florentino Pérez, Edima, Barcelona 1968, pág. 103), como le informó a Ludwig Kugelmann el 28 de diciembre de 1862.
La impresión de la Contribución se atrasó de febrero a finales de mayo, y Marx creyó que se trataba de una «jugada» de Lasalle, que Marx jamás le perdonaría. Pero el culpable era Duncker, el cual demoró la impresión del libro de Marx en pos de los opúsculos de Engels y Lasalle sobre la guerra austro-francesa, por entonces de plena actualidad dada su vigencia.
Al principio la Contribución a la crítica de la economía política fue una obra que cegó más que iluminó incluso a los amigos del propio Marx. Wilhelm Liebknecht afirmó no haber leído nunca algo tan decepcionante y que encontró en el libro «pocas cosas realmente nuevas» (citado por Franz Mehring, Carlos Marx, Traducción de Wenceslao Roces, Ediciones Grijalbo, Barcelona 1967, pág. 274).
Lasalle, por su parte, afirmaba gustarle la forma y el estilo, pero Marx sospechaba que éste no había entendido «gran cosa de la parte económica» (citado por Mehring, Carlos Marx, pág. 274), ya que, efectivamente, Lasalle no pareció entender lo que era el «punto cardinal» de la cuestión: la distinción del trabajo que crea los valores de uso y el trabajo que se traduce en valores de cambio. Si ésta fue la reacción de los amigos, camaradas y compañeros de viaje, ¿cuál sería la de los enemigos y adversarios?
En 1885 Engels sostuvo que Marx desarrolló la primera teoría fundamental sobre el dinero, que sería aceptada tácitamente por todo el mundo. En 1892 se publicó en la Enciclopedia de las ciencias sociales, que era considerada como una obra cumbre de la economía política burguesa, una artículo sobre el dinero de cincuenta columnas en el que se sostenían las tesis de Marx sin mencionarlo, y se llega a la conclusión de que el enigma del dinero seguía después de todo sin resolverse. «No tenía nada de extraño. Es natural que el dinero sea inescrutable para una sociedad que lo ha erigido en su dios» (citado por Mehring, Carlos Marx, pág. 274). Marx podría haber parafraseado a Cristo y haber dicho: Los caminos del dinero son inescrutables para la mentalidad burguesa.
El 6 de noviembre de 1859 Marx le escribía a Lassalle que se equivocaba si creía que «esperaba elogios por parte de la prensa alemana y que esa prensa pueda reconocer el interés de la obra: no daré ni un céntimo para que lo haga. Esperaba ataques o críticas, esperaba tan sólo que no se produciría un silencio total, lo que, por añadidura, debe causar un gran perjuicio a la difusión.
No obstante, la gente había vituperado en numerosas ocasiones tan vigorosamente mi comunismo, que cabría esperar que pusieran a contribución su ciencia contra su fundamento teórico. Sin embargo, en Alemania existen también periódicos especializados en economía».
Y añadía en relación a la impresión de la obra en Estados Unidos: «En Norteamérica se ha comentado con detalle el primer fascículo en toda la prensa de expresión alemana, desde Nueva York a Nueva Orleáns. Sólo temo una cosa: su carácter demasiado teórico para el público de aquellas latitudes» (Marx y Engels, Cartas sobre El capital, pág. 90).
El 15 de septiembre de 1860 volvía a escribirle a Lassalle anunciándole que la Contribución a la crítica de la economía política «ha producido una gran impresión» en Rusia, «y un profesor de Moscú ha dado un curso sobre él. A propósito de este libro he recibido por parte de los rusos muchas muestras amistosas de aprecio. Igualmente de los franceses que entienden alemán» (Marx y Engels, 1968: 91).
El profesor ruso probablemente se tratase del publicista, economista y estadístico Iván Kondriatievitch Babst, el cual ofreció un curso público de economía política en la sala de la Academia práctica de ciencias comerciales de Moscú el 10 de enero de 1860.
La hija de Marx, Laura Lafargue (casada con el médico, teórico político y revolucionario franco-cubano Paul Lafargue), se ocupó de la versión francesa de la segunda edición que preparó Kautsky.