Herr Vogt (III)

Herr Vogt (III). Daniel López Rodríguez

Vogt acusa a Marx de extorsión

Vogt hizo una reseña de la vista del proceso en un folleto titulado «Mi proceso contra la “Gaceta General”» en el que incluía los chismorreos sobre las «cuadrillas de incendiarios» (que recordemos que era como se conocía a la «pandillas de emigrados» en Suiza). Vogt publicó el folleto en el Correo comercial de Biel, donde afirmaba que Marx era el jefe de una banda de estafadores que vivían a costa de comprometer a «gente dentro de la patria» para que le pagase por su silencio o si no los entregaba a la policía.

Según Vogt, Marx era el jefe de una banda llamada la Banda de Azufre (Bürstenheimen), y chantajeaba a los revolucionarios que estuvieron presentes en los convulsos 1848 y 1849 con revelar sus nombres a las autoridades prusianas si no compraban su silencio.

«No una -decía literalmente el artículo-, sino cientos de cartas ha escrito este hombre a Alemania amenazando descaradamente con denunciar la intervención del interesado en tal o cual acto de revolución, si antes de una determinada fecha no se recibía una suma concreta en la dirección que se indicaba» (citado por Franz Mehring, Carlos Marx, Traducción de Wenceslao Roces, Ediciones Grijalbo, Barcelona 1967, pág. 296).

Lo que sin duda era una calumnia, aunque no sería la más insidiosa que Vogt lanzaría contra Marx. Y pese a tratarse de una inmensa patraña, el folleto daba la impresión de ser escrito por alguien bien informado y por tanto tuvo gran resonancia y sería aclamado con júbilo en la prensa liberal alemana.

La Gaceta Nacional publicó dos largos artículos comentando el folleto de Vogt, que al llegar a Londres indignaron a Marx y a su esposa. Y antes de que el folleto de Vogt llegase a Londres, Marx decidió querellarse contra la Gaceta Nacional.

Asimismo, rompió sus relaciones con Blind, al que acusaba de guardarse pruebas contra Vogt, «aunque no se decidiese a sacarlas por estas consideraciones de compadrazgo que todo demócrata vulgar guarda, en fin de cuentas, a otro demócrata vulgar» (Mehring, Carlos Marx, pág. 297). Es posible que Blind no tuviese las pruebas contra Vogt que Marx le acusaba de guardarse, como le advirtió Engels.

El 4 de febrero de 1860 envió al Free Press una circular en la que defendía que las declaraciones de Blind, Wiehe y Hollinger, en las que se sostenía que la hoja anónima que acusaba a Vogt de agente del bonapartismo, no fue imprimida en la imprenta de Hollinger, era una vil mentira y retó a Blind a que se querellase contra él por llamarle infame mentiroso. Blind no lo hizo y además publicaría un largo comunicado en la Gaceta General de Augsburgo en donde arremetía durísimamente contra Vogt acusándolo de corrupto aunque seguía negando la autoría de la hoja.

Marx, insistiendo, se querelló contra el cajista Wiehe y éste, viéndose obligado, juró que, efectivamente, él mismo ajustó en la imprenta de Hollinger la hoja contra Vogt para reproducirla en El Pueblo y Blind corrigió las erratas. Wiehe confesó además que fue sobornado por Hollinger y Blind para que declarase lo que declaró. Con esto Blind quedaría a merced de la justicia inglesa, y Ernst Jones, basándose en lo declarado por Wiehe, gestionó una orden de prisión contra Blind, pero Marx no quiso llegar tan lejos por lástima de la familia de Blind y envió a Luis Blanc, que era amigo de Blind, la declaración jurada de Wiehe más una carta en la que rechazaba una denuncia criminal contra Blind (no por él sino por su familia). La carta tuvo efecto.

El 15 de febrero de 1860 se publicó una noticia en el Daily Telegraph, que no hacía mucho que reprodujo las calumnias de Vogt contra Marx de la Gaceta Nacional, en la que un tal Schaible, que se reconocía amigo íntimo de Blind, se confesaba autor de la hoja. Tras esa burda maniobra de Blind, Marx no quiso insistir pues ya quedaba al margen de la responsabilidad del contenido de la hoja.

En su informe, Vogt mezclaba verdades con mentiras, o decía medias verdades: las más falsas de las mentiras. El escrito de Vogt conmocionó a la prensa liberal alemana, y también tuvo sus ecos en Francia e Inglaterra.

Ferdinand Lasalle, al que Marx le escribía por última vez en noviembre de 1859 en relación con la guerra italiana en términos un tanto groseros, le escribía a Marx pidiéndole que hiciese algo contra Vogt, pues su folleto estaba ganado resonancia y publicidad y, aun siendo una patraña, podía perjudicar mucho la reputación de Marx sobre aquellos que no lo conocían bien, pues el folleto estaba muy bien construido y -como hemos dicho- daba la impresión de estar escrito por alguien muy bien informado y había que hilar muy fino para no tragar con las mentiras de Vogt a pies juntillas.

Lasalle le hacía saber a Marx que el haber creído, sin prueba alguna, al mentiroso de Blind le hacía de algún modo culpable, y por ello le aconsejaba que retirase la acusación de bonapartismo contra Vogt. Además de esto, Lasalle comentaba indignado que la colaboración de Liebknecht con un periódico tan reaccionario como era la Gaceta General de Augsburgo no le hacía buena publicidad al partido. Pero, al recibir la carta de Lasalle, Marx aún no había recibido el folleto de Vogt, y por lo tanto no tenía muy claro de qué iba el asunto. De todos modos no le hizo mucha gracia el consejo de Lasalle de aceptar la honorabilidad de Vogt, de cuyos contactos con el bonapartismo tenía Marx testimonio más allá de las charlatanerías de Blind.

Tampoco estaba de acuerdo con la dureza que trataba a Liebknecht por colaborar con la Gaceta General, periódico por el cual, desde luego, no sentía simpatías y contra el que polemizó violentamente en las épocas de la Gaceta Renana y de la Nueva Gaceta Renana. Pero, aun siendo un diario contrarrevolucionario, recogía los puntos de vistas más diversos en lo que a la política exterior se refería, siendo en esto una excepción en la prensa alemana, y por esto la Gaceta General no era peor que la Gaceta Popular.

Marx añadía que se querellaría contra la Gaceta Nacional y escribiría contra Vogt teniéndole sin cuidado la opinión del público alemán. Lasalle, que creyó a pies juntillas todo lo escrito por Marx en un momento de indignación, en caliente, no se explicaba cómo Marx podía ecualizar a un periódico democrático, aunque vulgar, como era la Gaceta Popular, con el «periódico más escandaloso y desprestigiado de Alemania» (citado por Mehring, Carlos Marx, pág. 301).

A su vez, le aconsejó que no fuese a los tribunales a querellarse contra la Gaceta Nacional sin refutar antes las calumnias de Vogt refiriéndose a Marx como chantajista y extorsionador de revolucionarios alemanes. Añadió que con una carta no quería molestarle sino darle la impresión de su «amistad sincera y cordial» (citado por Mehring, Carlos Marx, pág. 301).

Marx, por mediación de Fischel, ordenó al abogado Weber que pusiese la querella contra la Gaceta Nacional en los tribunales de Berlín, pero la querella no se tramitó, según el tribunal competente, por «falta de fundamentos de hechos», ya que las calumnias contra Marx no procedían del periódico sino de «simples citas tomadas de otras personas» (citado por Mehring, Carlos Marx, pág. 302). Es decir, de Vogt. Marx volvió a apelar pero la querella fue desecha por todas las instancias.

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