II concurso de relatos: Carta a una Posible Hija Futura

II concurso de relatos: Carta a una Posible Hija Futura

Publicamos el trigésimo octavo trabajo perteneciente al II concurso de relatos “Una carta a un hijo” organizado por la escritora y farmacéutica, Esperanza Ruiz Adsuar, en colaboración con Posmodernia y las Bodegas Matsu perteneciente a la Denominación de Origen Toro. La participación en dicho concurso terminó el pasado 31 de octubre de 2020. Bases para la participación en el concurso

Título: Carta a una Posible Hija Futura

Pseudónimo: Sr. Folio Blanco


Hija Mía.

Hace ya años tu padre tuvo una idea brillante. A mí me parecía brillante cunado la tuve, verás; yo te escribiría una carta que tú leerías en el momento en el que cumplieras la edad exacta que yo tenía al escribirla. Me parecía un acto único y precioso, una convergencia en el espacio tiempo que ninguna ciencia o magia nos daría jamás. Las palabras escritas, sin embargo, podían brindarnos ese regalo: en lo que durara una carta los dos tendríamos la misma edad, yo te hablaría y tu escucharías. Durante un instante seríamos iguales, durante un instante, seguramente, tu sabrías más que yo de casi todo y, durante un instante, yo volvería a ser el que era mucho antes de que ni si quiera existieras. 

                  Esa idea perdura, y desafiando de nuevo a las leyes del espacio-tiempo, quiero reencontrarme contigo y decirte lo que he aprendido. Yo ya no soy tan joven y tú todavía no existes, pero dame tiempo, cariño, me lo estoy tomando en serio. 

                  Después de esa carta empecé a desarrollar una lista de consejos que se convertirían fundamentalmente en mi legado, el mejor que podía darte. Todo lo que sé de la vida en una sucesión de ideas que buscaban hacerte la vida más fácil. Pero desengañémonos, aunque esos consejos serán tuyos algún día, hoy son míos, y yo mismo vuelvo a ellos cuando no me encuentro, cuando no me conozco y cuando me olvido de quien soy, de por qué estoy aquí y de por qué el mundo funciona de cierta manera.  Voy a armarme del valor y la soberbia que nunca tuve y voy a intentar resumirlos, y voy a hacerlo hablando contigo como lo podría hacer conmigo.

                  Bienvenida y felices 22. 

                  Que no tengas complejos, que no los necesitas para conocerte a ti misma y que tienes una responsabilidad contigo misma para quitártelos, para quitarles todo el poder y no permitir que te definan. Es una cuestión de dignidad y de amor propio, conócete hasta ser consciente de tu imperfección y no te conformes con ella, quiérete, pero quiérete con la pasión, la ambición y la seriedad del que no es conformista y que quiere ser mejor siempre. Es en la lucha constante por llegar a ser uno mismo en la que serás tú misma. Y créeme, te vas a caer genial. 

                  Que no tengas prejuicios, que trates bien siempre y a todos, que seas educada y seas amable y te des el lujo de conocer a la gente como realmente es, que no dejes que te empañen la visión y que disfrutes de todas las personas de este mundo, que busques matices en cada personalidad y en cada carácter. Y que la única manera de ser mejor que los demás es tratar mejor a los demás.

                  Que la mayor pérdida de tiempo que hay en esta vida es el odio, que nunca merece la pena hacer daño a nadie.  Que te convierte en peor persona y te quita fuerzas, que donde los demás busquen culpables tú buscarás soluciones. Que seas generosa y perdones. Y que pidas perdón. Que cuides las formas tanto como el fondo, que somos continente y contenido y nuestro deber es brillar.

                  Que cuides tus vicios, que no te definan, que todos tenemos de lo que avergonzarnos. Que en esta vida necesitas diversión, pero también necesitas belleza. La belleza y el arte no tienen por qué ser divertidas, que la cultura no es entretenimiento. Que tu gran enemigo en esta vida es el aburrimiento, cuyo antónimo no es diversión sino pasión. Que te permitas ser hedonista en la misma medida que seas apasionada, que no es lo mismo llenarse de alegría que llenarse de humo. 

                  Que madrugues. Nada alarga más la vida y mejora el ánimo que días largos en los que da tiempo a hacer todo.      

                  Que trasnoches. Por la misma ley que la anterior, pero para cosas diferentes, ya sabes.

Que tus amigos son quienes te llaman aunque no tengan nada que decirte. Que quieras como si te fuera la vida en ello porque algún día entenderás que es así. Que no hemos venido aquí a estar solos y que ninguna tristeza es sólo nuestra.  Que nunca estará de más lo que hagas por una persona, aunque te sientas torpe, aunque te sientas sola, aunque no recibas de vuelta. El bien es su propia recompensa y por eso no siempre viene acompañado de alguna. 

Que no te rindas nunca y que lo más importante que puedo decirte y te diré nunca es que tienes que hacer tu propia lista. Que vivas, que trates a la vida como el regalo que es y que nos busques desesperadamente la felicidad. Que un día mirarás atrás y la encontrarás, ahí en retrospectiva, siempre en retrospectiva. Que lo mejor que puedes decirte a ti misma es “he sido feliz” como efecto colateral a todos tus aciertos y a todos tus fallos, a todos tus destinos y caminos y a todo lo que eres y has sido. Y que seas lo que quieras.

Que yo ya te quiero.

Tu (futuro) padre. 

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