Artículos de este autor: Pedro López Ávila

Portavozas, miembras y testigas. Pedro López Ávila

Portavozas, miembras y testigas

Portavozas, miembras y testigas

La RAE tiene la obligación de velar para que existan las mínimas diferencias en la lengua de casi 600 millones de hablantes como instrumento vehicular comunicativo en la transmisión del conocimiento. Por tanto, lo que te parece a ti, a Irene Montero y a otros feligreses como tú es lo que permite que la lenguas se dispersen y se confundan, perturbando la comunicación.

La literatura como barómetro social. Pedro López Ávila

La literatura como barómetro social

Nada nos ejemplificará más para tener conocimiento de cómo eran realmente las generaciones anteriores y de cómo se abrían camino en la vida, que emprender la lectura de los grandes maestros literarios de la época en cada espacio concreto. La literatura seguirá siendo, pues, el registro más fiel de cuantos acontecimientos históricos, políticos o sociales se hayan producido en cada momento y en cada lugar.

El buenismo. Pedro López Ávila

El buenismo

Aquí no se pretende orientar a nadie, que nunca lee, de la que se nos viene encima, aquí lo verdaderamente grave es que la gente no quiere que se le haga pensar, aquí lo peligrosamente grave es que nuestros modelos de convivencia dirigen su existencia a una sociedad organizada como si se tratara de un puro comercio…

¡Qué se imponga lo obvio!. Pedro López Ávila

¡Qué se imponga lo obvio!

Todos los valores que emanan de la tradición cristiano-romana se han hecho cisco y están siendo sustituidos -casi súbitamente- por costumbres extrañas que arrojan al pueblo a un destino muy incierto. Como diría en «Actas de septiembre» José Vicente Pascual: «La familia, una contingencia sociopolítica», «la belleza una idea reaccionaria», «la tradición, una rémora» (…); «libres del hijo no deseado, sin ortografía, sin anclaje en la historia, sin filosofía, sin autoridad de los clásicos, sin responsabilidad ni compromiso, sí, libres del todo…».

Estoy harto. Pedro López Ávila

Estoy harto

Estoy harto del “heteropatriarcado” y de la “heteromatriarcada”, de “indepes”-con o sin mirada de jabalíes-, de la moda de ensalzar a personajes tarados que a lo más que hubieran llegado es a ser alguaciles de su pueblo a no ser por la política; estoy harto de juristas e intelectuales que se posicionan pertinazmente al lado de “el genio”, de okupas adinerados, de insoportables opinadores televisivos a sueldo, además, aburridos como ellos solos; estoy harto de normativas absurdas, de defensores de gallinas violadas, de antitaurinos y, expresamente, de apacibles conformistas que insisten permanentemente en su voluntaria inacción…

La LOMLOE, café para todos. Pedro López Ávila

La LOMLOE, café para todos

Cada vez que me hablan de los currículum escolares revolucionarios, me provocan enormes contrariedades que no puedo soportar y, llegado el momento, hasta un exceso de ácido clorhídrico. El Ministerio de Educación ha remitido dos borradores por los que se regirá el marco de este nuevo diseño educativo: “la enseñanza dejará de ser enciclopédica y memorística para centrarse en aprender contenidos esenciales aplicados a la vida diaria”.

Discursos para idiotas. Pedro López Ávila

Discursos para idiotas

En estos momentos de nuestra historia, el pueblo español “por no hacer mudanza en su costumbre” está siendo mangoneado por los cultivadores del despotismo y el nepotismo, languidece y se va desmembrando, de forma tal, que ser español es una impertinencia y hablar castellano es poco menos, en algunas regiones, que ser un fascista; la cultura está instrumentalizada como arma de dominación y es utilizada con fines extraintelectuales de manera perseverante, los planes de estudio se confeccionan a partir de la falsificación de la historia…

En el currículum se lleva la penitencia

Invertir los valores y sustituirlos por otros ha sido asumido con demasiada naturalidad por los distintos sistemas educativos, muy mediatizados por la ideología que, a fin de cuentas, es la que configura las instituciones públicas. Así, cada día va adquiriendo naturaleza de normalidad el idiotismo y la abyección…

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