Como vimos en artículo anterior, los “straussianos” surgieron victoriosos en sus proyectos en las guerras y conflictos desencadenados por Estados Unidos desde los inicios de del siglo XXI. No obstante, las guerras de Irak y las intervenciones en Afganistán y en otros puntos del globo, les fueron sacando de su secretismo. Muchos periodistas, ante el fracaso de la política “straussiana” de guerras (y las corrupciones que supusieron), empezaron a señalarlos[1]. Sin embargo, estas corruptelas y negocios oscuros han permanecido hasta la actualidad, como por ejemplo los acuerdos entre el Isis y las petroleras aprovechando los conflictos de Oriente Medio. En 2005, el Congreso norteamericano empezaba a investigar las corrupciones en Irak. Se constituyó una comisión independiente denominada “Comisión Baker-Hamilton” que acabó recomendando una retirada paulatina de Irak.
La administración Busch quedó bajo las miradas de la ciudadanía y de los medios y ello llevó a la dimisión del “straussiano” Donald Rumsfeld. Fue sustituido por Robert Gates, que había estado -cómo no- al frente de la CIA entre 1991 y 1993. En 2009 llegaba al poder Barack Obama. Los “straussianos” en un principio tenían que quedar desplazados de la administración norteamericana, pero se cobijaron baja las alas del que sería entonces vicepresidente de Estados Unidos, Joe Biden. Ya en aquella época encontramos personajes como Jacob “Jake” Sullivan, que diseñó las operaciones contra Libia, contra Siria. Hoy, Jacob “Jake” Sullivanes el actual consejero de seguridad nacional de Biden. También aparecen entonces personajes como Antony Blinken, hoy secretario de Estado que ha buscado la conciliación con Irán con tal de apoyar Ucrania contra Rusia y calmar al Estado de Israel.
Los “straussianos” desembarcan en el Partido Demócrata y en la Plaza Maidan
Bajo la vicepresidencia de Biden, los neocons contactaron y se fueron fusionando con los llamados “halcones demócratas” como los citados Jacob “Jake” Sullivan y Antony Blinken. Sin embargo, fue cuando llegó Trump a la presidencia de Estados Unidos, cuando muchos de los más importantes neocons abandonan el Partido Republicano y se pasan al Partido Demócrata[2], entre ellos el mismísimo William Kristol. Por eso, se puede afirmar, que la actual administración de Biden está controlada en su política exterior por los “halcones demócratas” y los “neocons” que han encontrado acomodo y ascendencia en su administración. Tras los fracasos en Siria, gracias a la intervención de Rusia que paró al Isis (financiado por USA), Estados Unidos ha iniciado su siguiente movimiento con la pieza de Ucrania.
En 2014, son los “straussianos” quienes organizan el cambio de régimen en Kiev tras las protestas de la Plaza de Maidan. Por entonces Joe Biden, vicepresidente de Estados Unidos, como ya vimos en artículo anterior, se implicó personalmente en la cuestión ucraniana con su hijo Hunter haciendo grandes negocios gasísticos. En el orden político, la esposa de estraussiano Robert Kagan, Victoria Nuland, entonces Subsecretaria de Estado para Asuntos Políticos[3], viaja a Kiev. La intención en un principio era reunirse con el presidente de Ucrania, el pro-ruso Viktor Yanukovych, y con simpatizantes de la oposición. Ya por ese entonces, algún medio recogía las denuncias de Rusia de que Estados Unidos estaba entregando 20 millones de dólares semanalmente para entrenar -y armar- a agitadoresucranianos en la Plaza Maidan.
La intención oculta del viaje fue, sin embargo, respaldar a grupos de agitadores como el Pravy Sektor (Sector Derecho). Este grupo paramilitar y anti-ruso tuvo un papel muy activo en los desordenes de la Plaza Maidan y en los enfrentamientos con la policía. Se les ha acusado de neo-nazis, pero la verdad es que, en febrero de 2014, coincidiendo con la visita de Nuland, visitaron la embajada israelí y expresaron al embajador Reuven Din-El su rechazo al antisemitismo. Sin embargo, el asunto más turbio en las revueltas de Maidan fue la presencia, prácticamente indetectable, del comando israelí “Delta”. El nombre Delta viene por su comandanteque se hace llamar así. Es un veterano ucraniano del ejército de Israel, especializado en combate urbano en la brigada de infantería Givati, conocida por sus contundentes acciones en la franja de Gaza.
A su regreso a Ucrania, Delta entrenó –con otros ex militares israelíes- el llamado pelotón “Cascos azules de Maidan” que aplicó en Kiev técnicas de combate urbano para hacer caer el gobierno pro-ruso. El grupo Delta, compuesto de hombres y mujeres, llevaba siempre en sus acciones la kipá bajo el casco[4]. Paradójicamente, decían estar al servicio del partido Svoboda, acusado de antisemita. Pero el líder judío de los “Cascos azules de Maidan”, ha negado el antisemitismo de este partido. Svodoba tuvo un papel fundamental en la caída del gobierno pro-ruso, y el gobierno anti-ruso surgido de las protestas de Maidan, contó con muchos de sus miembros ocupando cargos de relevancia.
Entre los grupos que participaron en los hechos de la plaza Maidan que hicieron caer el gobierno pro-ruso estaban los miembros de la ilegalizada “Guarda Nacional” que, a partir de su labor, fue otra vez legalizada por el nuevo gobierno. A la “Guarda nacional” pertenece el famoso batallón Azov. Los voluntarios de la Guardia Nacional habían sido entrenados por la OTAN y diferentes servicios de inteligencia norteamericanos. Entrenados especialmente en técnicas de combate urbano, fueron los encargados de ocupar edificios institucionales en la revuelta de Maidan. También consta el entrenamiento de miembros de la Asamblea Nacional de Ucrania-Autodefensa del Pueblo de Ucrania (UNA-UNOS), en Estonia y a cargo de la OTAN. Posteriormente se fusionaron en Pravy Sektor (Sector Derecho).
La política neocon en Ucrania
El ejército ruso, en la invasión ucraniana, no esperaba encontrar unidades militares tan bien preparadas. Lo cierto es que tras el cambio político suscitado tras las revueltas de Maidan, tanto la OTAN como servicios de inteligencia llevan preparando a Ucrania para resistir una posible agresión. Los ejemplos son múltiples. Canadá, desde 2015, ha destinado más de 1.000 millones de dólares a formar militarmente a unidades ucranianas. En 2020 Las Fuerzas Armadas Canadienses (CAF) entrenaron al batallón Azov(como se puede demostrar por fotos que se distribuyeron en su momento. La OTAN, llegó a organizar en el año 2000, en Kiev, una semana internacional, de preparación para la defensa nacional. En 2015, se realizaron unas maniobras de la OTAN en España, de las más grandes vistas hasta ahora, como preparación en una posible intervención en Ucrania. O bien, cabe destacar, cómo, desde 2015 el NATO Defense College ha estado formando a la jerarquía militar ucraniana en el marco de “operaciones de paz”. En julio de 2021, la prestigiosa revista Time, daba la noticia de la intención de Erik Prince, fundador de la empresa militar privada Blackwater, de realizar un inversión multimillonaria en Ucrania, para crear un Ejército Privado.
Como hemos señalado, desde que Joe Biden fue elegido presidente de Estados Unidos, los ”straussianos” controlan todas las palancas del sistema: “Jake” Sullivan es consejero de Seguridad Nacional y Antony Blinken es secretario de Estado, Victoria Nuland subsecretaria. ¿Qué hacen los neocons dirigiendo indirectamente la política exterior de Estados Unidos bajo el mandato de un miembro del Partido demócrata? No nos debe extrañar pues Bill Clinton, en 1991, ya ordenó la expansión de la OTAN por los países de Europa oriental. O bien,Obama designó al embajador en Rusia, Michael McFaul, la misión de establecer relaciones entre las fuerzas opositoras y disidentes en el seno de Rusia.
En 2021, tras la llegada al poder de Zelenski (en 2019), en un viaje exprés de Victoria Nuland a Kiev, esta le impuso que nombrara a Dimitro Yarosh consejero especial del jefe de las fuerzas armadas. Recordemos que Yarosh fue el fundador de Pravy Sektor (Sector Derecho) y el hombre de la CIA, en los conflictos de la Segunda guerra de Chechenia contra Rusia en 2007. Eso determinó el cambio radical de la política de Zelenski. En un principio, al ser elegido, estaba dispuesto a conceder una autonomía al Dombás y desmovilizar a las milicias ucranianas que mantenían una guerra civil contra los pro-rusos. Pero después, de esa visita, Zelenski manifestó su apoyo a las milicias civiles ucranianas y retó a Moscú, pidiendo su entrada en la OTAN.
Zelenski cuenta con el respaldo de los neoconservadores americanos y de los demócratas, de los financieros judíos de Ucrania y de sectores de la sociedad israelí. Expertos notreamericanos le proporcionan coaching y le preparan sus discursos. A su alrededor de mueven miembros de la NED (National Endowment for Democracy) que también apoyaron la caída del gobierno pro-ruso en las revueltas de Maidan, especialistas en información de la CIA, consultores de medios en el Departamento de Estado, Y observadores del Consejo de Seguridad Nacional. Sin lugar a dudas, la Guerra en Ucrania, está dando alas y oxígeno a la OTAN y a la política exterior Norteamericana. En 2019, el mismísimo Macron escandalizó a la opinión pública al afirmar que la OTAN sufría de “muerte cerebral”. Pero ahora, Estados Unidos ha conseguido que los países atlantistas se vuelquen en su revitalización y dupliquen sus gastos en defensa.
Un hecho que visualiza claramente la verdadera posición de Estados Unidos respecto a Europa (que no respecto a Rusia), es la filtración de una llamada entre Victoria Nuland y el entonces embajador de Estados Unidos en Ucrania, Geoffrey Pyatt. Se supone que fueron los miembros de inteligencia rusos los que difundieron esa conversación (ya autentificada) y colgada en Youtube. La conversación -durante las revueltas de Maidan- trata de cómo aprovechar la caída del gobierno pro-ruso y disertan sobre a quién han de poner como sucesor. Celebran que la ONU intervenga en Ucrania pues puede ayudar a “soldar” los esfuerzos norteamericanos con la “inacción” Europea. En un momento de la conversación se oye a Nuland decir: “Sería estupendo, creo, para ayudar a soldar esto y tener a la ONU ayudando a soldarlo, y ya sabes, que se joda la Unión Europea” (“Fuck the EU”). Esta expresión resume magistralmente la posición de Estados Unidos respecto a Europa.
[1]En Estados Unidos, la literatura al respecto es extensa: The Political Ideas of Leo Strauss, Shadia B. Drury, Palgrave Macmillan, 1988. Leo Strauss and the Politics of American Empire, Anne Norton, Yale University Press, 2005. The Truth About Leo Strauss: Political Philosophy and American Democracy, Catherine H. Zuckert y Michael P. Zuckert, University of Chicago Press, 2008. Straussophobia: Defending Leo Strauss and Straussians Against Shadia Drury and Other Accusers, Peter Minowitz, Lexington Books, 2009. Leo Strauss and the Conservative Movement in America, Paul E. Gottfried, Cambridge University Press, 2011. Crisis of the Strauss Divided: Essays on Leo Strauss and Straussianism, East and West, Harry V. Jaffa, Rowman and Littlefield, 2012. Leo Strauss, The Straussians, and the Study of the American Regime, Kenneth L. Deutsch, Rowman and Littlefield, 2013. Leo Strauss and the Invasion of Iraq: Encountering the Abyss, Aggie Hirst, Routledge, 2013.
[2]Entre ellos William Kristol, Max Boot, David Frum, Rick Wilson o Jennifer Rubin.
[3]Victoria Nuland fue miembro del equipo de consejeros de seguridad nacional del Vice-Presidente Cheney, durante la administración republicana de George W. Bush.
[4]Véase: «Qui sont ces anciens soldats israéliens parmi les combattants de rue dans la ville de Kiev?», AlyaExpress-News.com, 2 mars 2014. Enlace actualmente interrumpido.