El lema “Desde el río hasta el mar, Palestina será libre” se ha convertido (según el periódico alemán Die Welt) en el nuevo “Heil Hitler”. Una frase prohibidísima que ha despertado la ira de Israel contra Yolanda Díaz, censurada por Elon Musk en X, vetada en cualquier producto de Amazon, prohibida en manifestaciones de Francia y Alemania, condenada por jefes de gobierno desde Austria a Holanda y declarada “antisemitismo” por el congreso de los Estados Unidos. Según estas empresas e instituciones, generosamente regadas con dinero de grandes lobbies sionistas (como AIPAC, ADL o AJC), estas palabras son un llamamiento a la destrucción violenta del estado de Israel mediante la deportación o la eliminación física de todos los judíos entre el río Jordán y el mar Mediterráneo.
Una manipulación tan grotesca del significado de las palabras, de su contexto histórico y de las verdaderas propuestas políticas de la resistencia palestina solo puede caber en mentes completamente idiotizadas o completamente malignizadas, cuando no ambas cosas. En primer lugar, la Palestina de la que se habla en esta frase es la región históricamente denominada Palestina, desde tiempos romanos hasta tiempos británicos, un territorio que efectivamente se extiende desde el río Jordán hasta el mar Mediterráneo. La frase no está hablando de un “estado palestino” que deba extenderse del río al mar, sino de que todo ese espacio geográfico debe ser “libre”.
¿Y qué significa “libre”? Que toda su población pueda ejercer libremente su auto-determinación. No solamente los israelíes sino también los palestinos. Con dos resultados posibles. O bien una situación de dos estados libres e iguales, el judeo-israelí y el árabe-palestino, sin que el primero continúe ocupando el segundo; o bien un solo estado “desde el río hasta el mar” donde árabes y judíos tengan los mismos derechos bajo un modelo laico y multiétnico. Es cierto que la “libertad del río al mar” requiere desmantelar el régimen sionista tal y como está constituido: tumbar verjas y muros, acabar con un sistema desigual de diferentes grados de ciudadanía, hacer valer desde la libertad de movimiento hasta el derecho de propiedad (que se niega también a la minoría cristiana).
Pero ninguna de esas libertades fundamentales requiere necesariamente la desaparición de un estado israelí, al igual que no desapareció el estado sudafricano al eliminar el sistema de apartheid, ni tampoco Irán al cambiar radicalmente de régimen del Shá al Ayatolá. El lema ni siquiera está dirigido específicamente contra el estado de Israel, sino que también reclama en ese espacio “del río al mar” las libertades que tantas veces le han negado a los palestinos de Gaza y Cisjordania los estados de Egipto y Jordania.
Tampoco la “libertad” requiere ninguna acción contra la población judía. Muchos judíos también reclaman sus libertades en Israel, negadas por motivos religiosos (la ciudadanía de judíos conversos al cristianismo), étnicos (la reagrupación familiar de judíos etíopes) o políticos (la libertad de expresión de judíos no-sionistas). Por todo el mundo hay judíos que corean “desde el río hasta el mar Palestina ha de ser libre”. ¿Son antisemitas? ¿Están reclamando su propia limpieza étnica?
No solo no se trata de una consigna genocida, sino que nace del proceso de aceptación de la inmigración judía y entendimientos con Israel que se dio por parte de las fuerzas palestinas durante los 60s y 70s. Cuando Israel se proclamó en 1948, los árabes creyeron durante los siguientes 20 años que era posible abolir ese estado y expulsar de vuelta a sus países de origen a los colonos sionistas que llegaban de Occidente. Pero el poderío económico y militar de Israel demostró que aquello era imposible, así que las fuerzas palestinas, en un ejercicio de realismo pero también generosidad, tomaron una nueva posición: que todos convivan en libertad desde el río hasta el mar, “incluyendo en nuestra perspectiva a todos los judíos que ahora viven en la tierra de Palestina y elijan vivir con nosotros en paz y sin discriminaciones” (Yasser Arafat, 1974).
En este ideal de convivencia en igualdad está el origen y el verdadero significado de la frase, lo absoluto opuesto a lo difundido por la propaganda sionista. Así, “Palestina libre del río al mar” reemplazó otras interpretaciones nacionalistas (“Palestina árabe”) o islamistas (“Palestina musulmana”). Esa última, el califato del río al mar, es la preferencia de sectores de Hamás, con quien se intenta vincular falsamente lo de “libertad del río al mar”.
Pero la mentira que nos cuenta el sionismo es aún más grave. Resulta que aquello del río y el mar ni siquiera es una consigna inventada por las fuerzas palestinas. Todo lo contrario: el lema era originalmente una propuesta sionista. Antes incluso de la existencia de Israel, los primeros sionistas, como Menachem Begin o Ze’ev Jabotinsky, delineaban su “tierra prometida” hasta el río Jordán e incluso más allá. Y sus descendientes ideológicos del partido Likud inscribieron dicha frase en su documento fundacional de 1977: “desde el río hasta el mar, todo lo que habrá es soberanía israelí”. A principios de este mismo año de 2024, el líder del Likud y primer ministro de Israel, Netanyahu, hizo referencia a esta misma frase al decir que “Israel debe controlar todo el territorio al oeste del río Jordán”. La única pregunta que cabe hacerle a quienes ven intenciones genocidas en los palestinos o pro-palestinos que utilizan esa frase es la siguiente: cuando lo dice Israel, ¿tiene también intenciones genocidas?