“Hoy es el mañana al que tanto temíamos ayer”, se lamenta Príamo en el canto tercero de la Iliada, después de que los mirmidones de Aquiles hayan saqueado el templo de Apolo. La queja del prudente troyano es sentencia universal sobre el destino y la condición humana, porque ese ayer en el que concebíamos toda clase de pesares, tarde o temprano se hace presente, una actualidad a la que es necesario enfrentarse. No soy pesimista, tranquilamente acepto lo imponderable, pues, como dice Fernando Savater, “esto siempre acaba mal”; de lógica: el que no se ha muerto es porque se va a morir. Podemos sin embargo arriesgar un deseo mayúsculo y una conjetura feliz sobre la disyunción entre el desarrollo de las sociedades y el avance temporal de los individuos, así finamente: uno a uno vamos camino de la tierra acogedora, pero como especie nos alejamos cada vez más de la muerte y conforme la humanidad progresa somos más felices, vivimos más lustrosos e incluso aguantamos más tiempo en el mundo y con buena salud. O no, ya se dijo que el deseo es arriesgado y la feliz conjetura eso mismo: una conjetura. La realidad, menos luminosa, nos indica que, como mucho, podemos aspirar a que esto, nuestro presente, no se convierta en un lugar inmundo, algo parecido a Haití pero con menos miseria, algo semejante Venezuela o Nicaragua pero con más equipos de fútbol; un entorno que no dé la razón a quienes llevan años augurando tan tristísimo destino. A ver.
De momento, hoy es el día en que se hace verdad aquella pena oscura de Príamo. “Soy el pasado que te alcanza”, dice el verdugo al reo en vísperas de ser decapitado en la shakesperiana tragedia. Hoy es el día, en España, en que un juez de la Audiencia Nacional decide cerrar un canal de comunicación entre particulares tan importante como Telegram, todo por sospechas de que algunos usuarios estén compartiendo contenidos que vulneran los derechos de autor de emporios informativos como Mediaset, Movistar y Antena 3; y la plataforma se cierra y no pasa nada. Esto ya no es el temor a las premoniciones funestas del ayer, nada de eso: es Cuba y es Corea del Norte a plomo, una medida brutal, desproporcionada, de tierra quemada y caballo de Atila. ¿Valen más los derechos de autor de Mediaset, Movistar, A3, que el derecho de millones de usuarios a seguir utilizando un medio de comunicación legítimo y tan legal como el telediario? Dice el auto judicial que no hay otra forma de llevar a cabo las investigaciones. Una excusa tan burda se soportaría si, en resguardo de los derechos de autor de toda clase de publicaciones, el mismo juez y la misma Audiencia Nacional ordenasen el cierre de todas las redes sociales en las que diariamente se reproducen y comparten contenidos que vulneran esos mismos derechos, tanto textos como imágenes y vídeos; fenómeno que no concierne sólo a las redes sociales, hay millones de páginas web, blogs, redes y chats privados y networkings en los que compartir contenidos sin reparar en los derechos de autor es práctica común y cotidiana. Por no hablar de las emisoras de radio e incluso las televisiones. Todo cerrado. Pero le ha tocado a Telegram.
Hoy es la pesadilla de ayer, no lo duden. La respuesta de la mayoría del rebaño ha sido clamorosa: “¿Os afecta o sois más de WhastApp?”. Ese es todo el problema que son capaces de discernir en el asunto. La única libertad de expresión que les importa es la de colgar sus fotos playeras en Facebook e Instagram y sus vídeos carnosos en TicToc sin que la plataforma se los censure. Lo demás… Inconvenientes de Internet, que a veces funciona y a veces no.
Otra: conociendo al juez y la trayectoria del juez que ha ordenado el cerrojazo, no extrañe a nadie que en breve, una o dos semanas como mucho, empiecen los medios del sistema para los que trabaja dicho juez a “sacar” trapitos medio limpios de usuarios del canal, información de particulares, conversaciones privadas, delitos y faltas que se habrían conocido así por casualidad, “en el transcurso de las investigaciones”, y que se desate la bestialidad propagandística del Estado y sus esbirros —esbirro: RAE –3. m.despect. Persona que sigue servilmente a otra por dinero o por interés — en contra de particulares y/o políticos desafectos. Los escandalazos están por llegar. ¿Lo ven improbable? Recordemos que el pasado acaba de alcanzarnos hoy, de atraparnos, de convertirnos en víctima resignada de una maquinaria que nunca se detiene y nunca se sacia. “Cuidado”, amenazaba la ministro Montero al líder de la oposición en el congreso de los diputados, hace una semana; y días después, un juez de la cuerda de Montero cierra Telegram porque está investigando. Pues sí, en efecto: cuidado. Dentro de nada hay elecciones en el País Vasco y en Cataluña, las relaciones con la oposición están como están, lo de Rusia y Ucrania no acaba de acabarse y lo de Marruecos aún no ha empezado. Sí, cuidado y mucho cuidado con el juez, con Telegram intervenido, la Audiencia Nacional y con las cloacas de los matinales televisivos. Ayer lo es todo porque el hoy es efímero y el mañana aún no existe. Y el ayer nos ha alcanzado. Cuidado.
Nota del autor.- El lunes 25 de marzo de 2024 la Audiencia Nacional ha anunciado la suspensión provisional del auto que decreta el cierre de Telegram en España. La medida es temporal, aunque no sabemos por cuánto tiempo se mantendrá esa suspensión y si llegará a ponerse en práctica o quedará definitivamente sin efecto. Nos mantendremos alerta sobre este asunto en el que tanto asoman las orejas de la dictadura del Estado en merodeo sobre la libertad y el derecho a la privacidad de la ciudadanía.