Veinte años no es nada

Veinte años no es nada. Alberto Buela

Hoy 25 de mayo, día de la Patria, el kirchnerismo festejó en la Plaza de Mayo los veinte años en el poder. Qué no es poca cosa. Pero como dice el tango “que veinte años no es nada, que febril la mirada…”

Seguramente los historiadores y cronistas del futuro encontrarán mejores razones que nosotros para decir que fueron veinte años de entrega del patrimonio nacional. Que se robaron hasta la humedad de las paredes. Que desmantelaron la Argentina en todos los órdenes y dominios y establecieron un régimen político de corrupción generalizada donde nadie pagó nada.

En definitiva, el mayor logro del kirchnerismo es que borró de la conciencia ciudadana la idea de culpa. Y así, ésta desapareció del universo político de la Argentina.

Al desaparecer la idea de culpa todo está permitido y nada está jerarquizado. Pues sin culpa no hay mérito y sin culpa, como decía Platón, el hombre realiza las mayores aberraciones.

Se desmanteló, no solo en estos últimos veinte años, sino en estos últimos cuarenta años, la estructura del Estado argentino. Porque se abandonó la idea de soberanía, tal como propuso Caputo el canciller de Alfonsín, con lo cual se abandonó toda política nacional soberana. No se derogó la ley de entidades financieras de Martínez de Hoz, el ministro de economía de la dictadura miliar (1976-1983), sino que, más aún, todos los contratos que firmó el Estado con las empresas multinacionales lo hizo bajo el modelo de “prórroga de jurisdicción” con lo cual los pleitos se resuelven en Londes o Nueva York donde regularmente el Estado los pierde.

El régimen de corrupción no solo se adueñó de la política y los políticos sino también de la justicia y los cientos de jueces y fiscales corruptos, de la policía, las otras fuerza de seguridad. La fuerzas armadas quedaron reducidas a organizaciones de ayuda mutua y la Iglesia, la organizaciones sociales(piqueteros) y los sindicatos a acólitos rentados del poder.

Al desmantelarse la estructura histórica del Estado y de la sociedad civil argentina, a través del los cuarenta años de restauración democrática con veinte años últimos de kirchnerismo, solo puede esperarse que esto siga así, pues “la ley de la decadencia es que siempre se puede ser un poco más decadente.”

¿ Nos queda alguna esperanza? Si. La única forma de salir de la decadencia es salir por arriba como hizo Ícaro con su hijo Dédalo del laberinto cretense.

Y ello no lo podemos hacer con los dirigentes que nos llevaron al desastre actual. Se impone la búsqueda y surgimiento de nuevos dirigentes. Necesitamos hombres jóvenes, de 35 a 50 años, no más. Valientes, porque su vida estará en riesgo de muerte, pero sobre todo pacientes y perseverantes. Fíjense que decimos pacientes y perseverantes, porque la paciencia es la virtud del trabajo u oficio y está ligada a la aplicación. Y la perseverancia indica la tenaz persistencia en el esfuerzo.

Muchas veces Perón afirmó que las revoluciones se hacen con sangre o con tiempo y nosotros nos quedamos con el tiempo, pero no para hacer una revolución sino una reconstrucción del Estado y la sociedad, que veinte años de kirchnerismo, más otros veinte años de socialdemocracia con Alfonsín, y liberalismo con Menem, de la Rúa y Macri han producido.

Pero la reconstrucción del Estado y la sociedad exige un esfuerzo tremendo y constante, comenzando suavemente con el desplazamiento de todo aquel funcionario responsable de la situación actual. Profundizando luego con medidas más contundentes.

En economía revisar todos los contratos que cedieron la prórroga de juridicción, el abandono del Ciadi (siguiendo el ejemplo de Brasil), remover la ley de entidades financieras, y un largo etcétera. En estos temas se puede consultar al embajador Archibaldo Lanús, tanto como a Alejandro Olmos Gaona

En educación guiarse por las ideas del gran educador Gustavo Cirigliano.

En salud están las propuestas de Ramón Carrillo y de Jorge Dall´Aglio. En agricultura la recuperación del banco nacional de semillas tal como fue propuesto por Jorge Rulli y el grupo de Reflexión Rural para liberarnos del híbrido y el transgénico.

En justicia, establecer la pena de muerte con juicio sumarísimo de aplicación inmediata para los narcotraficantes.

En política internacional poner a los equipos de la cancillería para lograr una integración estratégica y táctica con Brasil hasta lograr una aduana en común, tal como propusiera hace un siglo Alejandro Bunge en La nueva Argentina, y una moneda única.

Esta es nuestra breve propuesta en economía, educación, salud, agricultura, justicia y política internacional, solo falta quienes la lleven a cabo. Por ahora solo tenemos a Mongo Aurelio.

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