En mi artículo Siga el rastro del dinero concluí, tras un extenso análisis, que la Democracia que todo conocemos es un régimen que se basa en tres mentiras prístinas que dan origen al resto: la Democracia es el gobierno del pueblo, la prensa existe para fiscalizar el poder e informar y ambas se enfrentan a las oligarquías económicas. Pero la realidad es la contraria, la Democracia no es más que una plutocracia encubierta, en la que los políticos y los perros de prensa se encargan de engañar al pueblo para que crean vivir en lo que cada vez más personas descubren que no es[1].
El hilo que conecta estas tres mentiras es la libertad de expresión
Es la forma que tienen las diferentes oligarquías económicas de dirigir el pensamiento de la masa (votantes), en forma de potenciales consumidores, hacia sus intereses económicos. Por supuesto, no evoluciona la democracia de forma espontánea ni de abajo hacia arriba, más bien al contrario, el pensamiento de la masa está totalmente influenciado por los mensajes ideológicos y comerciales que estas oligarquías vierten a través de la publicidad y la prensa. Los mensajes ideológicos van en consonancia con los productos que les interesen vender durante un período determinado, a saber en la actualidad, productos ecológicamente viables (aunque sean innecesarios para el consumidor), nuevas formas de energía o identidades al gusto del individuo. Con el sufragio universal, se consigue hacer creer a la masa que su voto recoge su libre pensamiento y voluntad y, por tanto, una parte de la masa termina por culpar a la otra parte de votar de forma irresponsable a unos políticos como los que tenemos, y viceversa. Pero, al fin y al cabo, la masa termina por votar lo que promocionan los medios y la publicidad electoral. El método para convencer de la necesidad de la Democracia y sus votaciones es sencillo, por un lado, la libertad de expresión te sugestiona a votar en nombre de los que lucharon para que tú pudieras votar y, por otro, los medios promocionan a partidos que en ningún caso van a cumplir lo que promenten, pero si les regarán de dinero. Para cerrar el círculo, se lanza la falacia si no votas, no puedes opinar.
Por tanto, la restricción de la libertad de prensa y el control de los medios físicos de comunicación por parte de cualquier gobierno, es la gran preocupación del poder económico, lo que no significa que en los regímenes democráticos sus intereses no sean convergentes. No obstante, no pretendo insinuar ni mucho menos que los medios estatales estén en lo cierto y no hagan de la manipulación el fin de su existencia, al igual que los privados (al menos en propiedad, no así en financiación). Pero, al existir la convivencia entre ambas posibilidades, el medio estatal puede hacer creer al ciudadano cierta imagen de imparcialidad o de equidad, frente a las informaciones que relatan los perros de prensa de distintas ideologías (aunque en muchos casos sean el mismo dueño).
El discurso políticamente correcto, ¿un arma contra el sistema o del sistema?
Son muchas las voces discordantes que tachan a la actual censura de lo políticamente correcto como un defecto de la democracia, incluso algunos lo denominan dictadura. Pero, como en todo régimen, las democracias también necesitan censurar a las voces discordantes y evitar por todos los medios que los ciudadanos no salgan de su autoengaño. Y esa censura la ejerce actualmente lo políticamente correcto en nombre de unas minorías, el cambio climático, etc. que, como he denunciado al igual que otros autores, es la ideología del actual sistema de mercado y en absoluto ponen el riesgo a las élites financieras.
A la edición del Club Bildeberg de 2023 asistieron como invitados el periodista Pedro J. Ramírez, director de El Español y José Crehueras, presidente del Grupo Planeta y Atresmedia (Antena 3 y La Sexta como canales más relevantes). En los asuntos a tratar con personalidades como Jens Stoltenberg, secretario general de la OTAN; Roberta Metsola, presidenta del Parlamento Europeo; Peter Thiel, empresario fundador de Paypal o Palantir, y otras 120 personalidades estarán la inteligencia artificial, el sistema financiero, China, la transición energética o la guerra de Ucrania [2].
Por otra parte, los miembros del G7 quieren trabajar con socios afines en energía nuclear para reducir la dependencia de Rusia. Por otro lado, hacen un llamado a China para que presione a Rusia para que detenga su agresión militar. Renuevan su preocupación por la situación en los mares del este y sur de China. Piden paz y estabilidad en el estrecho de Taiwán. También le piden a Pekín que se comprometa en áreas como el clima, la crisis de la biodiversidad y la conservación. Aseguran que sus enfoques no están diseñados para dañar a China y no buscan frustrar el progreso y el desarrollo económico de China. Dicen estar preparados para construir relaciones constructivas y estables con China [3].
Se hizo famosa una declaración de Angels Barceló donde abogaba que a los negacionistas (del cambio climático) no hay que darles voz ni hacerles caso [4]. Es de entender que una locutora que pertenece a un medio cuyo presidente era un asiduo al Club Bilderberg, José Luis Cebrián, siga lo que las élites financieras, que a su vez pagan la deuda de su medio, estipulen. Curiosa la libertad de expresión que lleva casi un lustro intentando callar a los negacionistas en vez de combatirlos de forma dialéctica.
Por eso, todo las ideas que salgan de estos acontecimientos se considerará lo políticamente correcto. El dirigente que no acepte trasmitir los mensajes que dictan desde el G7, el Foro de Davos, el Club Bildeberg o la Casa Blanca, entre otros, será considerado un dictador
Alguien que estuvo en el foco de cualquier reunión de occidente, y contra quien se dirigió lo políticamente correcto, fue sin duda Vladimir Putin. Enfermo, alcohólico, con varias intervenciones cardíacas y un triple by-pass que lo habían convertido en un anciano decrépito y voluble, Yeltsin conducía su segundo gobierno, que corría sin rumbo, con un país sumido en el colapso económico y presa de los bajos precios de las commodities; más un 84% de inflación y, desde agosto de 1998, en default con los organismos internacionales [5]. En estas circunstancias, llegó Vladimir Putin en marzo de 2000 a la Presidencia de Rusia y, pese a la herencia recibida, consiguió imponer “estabilidad» en el país y volver a sentar a Rusia en la mesa de los poderosos [6]. A continuación, algunos datos macroeconómicos:
En el año 2000, el PIB de España era el undécimo mundial, mientras que el ruso el vigésimo. En 2021 el PIB ruso escaló hasta la decimotercera posición y el español ha bajado hasta la decimoquinta plaza en 2022 [7]. Resulta curioso, al menos desde el punto de vista socialdemócrata, como manteniendo constante el impuesto sobre la renta en Rusia al 13% de media, la deuda se mantiene baja y estable y el PIB, el gasto en sanidad y en educación crece. A continuación, una comparativa de algunos datos macroeconómicos entre España y Rusia durante el periodo de Presidencia de la Federación Rusa de Vladimir Putin, incluido el periodo de Medvédev entre 2008 y 2012, cuando el ex KGB fue Presidente del Gobierno.
Cualquier persona del mundo que no supiera absolutamente nada acerca de Rusia y conociera estos datos y las lamentables condiciones políticas y económicas del país tras el fin de Yeltsin (6 décadas de comunismo y un intento de neoliberalismo), entendería por qué más del 80% de los rusos aprobaba la gestión del presidente Vladímir Putin [8]. Pero la libertad de expresión subvencionada a la que estamos sometidos, quiere hacernos entender que su durabilidad se debe a métodos dictatoriales o a manipulaciones de elecciones. Por supuesto, no sería el caso de Juan Carlos Rodríguez Ibarra (24 años como presidente de Extremadura), Jordi Pujol (23 años en Cataluña), José Bono (20 años en Castilla-La Mancha) y Pedro Sanz (20 años en La Rioja)[9] y, por supuesto, del PSOE andaluz (36 años), quienes han estado en el poder de forma ininterrumpida acumulando innumerables caso de corrupción y en ningún caso dejando la autonomía mejor que al comienzo de su primera legislatura. La libertad de expresión autonómica subvencionada jamás nos permitirá que creamos que estos mandatos tan duraderos se deban a algo que no sea lo que dictan las urnas libremente.
Además, entiendo que la libertad de expresión debería permitir, sin ningún tipo de censura ni represalias, que cualquier ciudadano español aventurase públicamente que, si Vladimir Putin fuera Presidente de España de forma ininterrumpida durante dos décadas, el país ibérico sería la mayor potencia económica y política de Europa.
En 2007, el Times afirmaba que a un coste significativo para los principios e ideas que valoran las naciones libres, (Putin) ha ejercido un liderazgo extraordinario al imponer estabilidad en una nación que casi no conoce ese fenómeno y al volver a sentar a Rusia en la mesa del poder mundial [10].
Esta afirmación resulta reveladora. Putin acabó con la ruina económica y con la sumisión de Rusia al jefe de occidente que comenzó con la Perestroika y que le hubiera costado, a la larga, la desintegración total de la Federación Rusa y la cesión y explotación de sus materias primas a empresas anglosajonas, su centenaria aspiración. Esto jamás se lo perdonarán. Por tanto, es legítimo que Putin proteja los intereses de Rusia de las ingerencias ideológicas, originadas en las organizaciones internacionales/globalistas al servicio de EE.UU, destinadas a destruir su Madre Patria, las cuales, en nombre de la libertad de expresión, intentan expandir a través de sus perros de prensa desde San Petersburgo hasta Vladivostok [11]. El objetivo: colocar un nuevo Gorvachov o Yeltsin
¿Libertad para qué? constestó Stalin a Fernando de los Ríos en su reunión para tratar de incorporar el PSOE a la III Internacional [12]. Posteriormente Largo Caballero se preguntó lo mismo retóricamente [13].
Pero la verdadera pregunta, en una democracia liberal de mercado, es: ¿libertad para quién? José Luis Cebrián conoce desde hace años la respuesta y, seguramente, Pedro J.Ramírez y José Crehueras, ya deberían de saberlo. La parte del populacho más instruida, lo intuimos y no nos dejaremos intimidar.
[1] Siga el rastro del dinero – Manuel Rodríguez Sancho (posmodernia.com)
[4] Angels Barceló: «A los negacionistas no hay que darles voz ni hacerles caso» (noticiasdenavarra.com)
[6] Vladimir Putin, hombre del año para la revista ‘Time’ (elconfidencial.com)
[7] PIB – Producto Interior Bruto 2023 | Datosmacro.com (expansion.com)
[8] Vladímir Putin: percepción en Rusia sobre su gestión como presidente | Statista
[9] Solo 10 presidentes de comunidades autónomas duraron más que Feijóo (newtral.es)
[10] Vladimir Putin, hombre del año para la revista ‘Time’ (elconfidencial.com)
[11] Perros de prensa, mismo perro con distintos collares – Manuel Rodríguez Sancho (posmodernia.com)
[12]¿Libertad para qué? (diariodecadiz.es)
[13] Diario El Socialista, n.° 7608 pág. 3, Un discurso de Largo Caballero en Ginebra.
¿Libertad para qué? Un Estado que sea consciente de su misión histórica, como lo es el nuevo Estado Republicano de España, no puede permitir que en el seno de la sociedad exista otro Estado tan o más fuerte que él. Por definición, el Estado es un poder absoluto, ésta sobre todos los poderes sociales. Esta es la característica de un Estado vital, de un Estado que está a la altura de su destino.[…] La libertad absoluta de enseñanza como cualquier forma de libertad absoluta, es incompatible con todo estado creador. ¿Libertad para qué?, se pregunta un verdadero hombre de Estado. ¿Libertad para socavar los cimientos del Estado y demolerlo en la primera ocasión propicia? Sería una ingenuidad que los verdaderos republicanos y los socialistas no estamos dispuestos a acometer.