II concurso de relatos: El Gordo

II concurso de relatos: El Gordo

Publicamos el cuadragésimo segundo trabajo perteneciente al II concurso de relatos “Una carta a un hijo” organizado por la escritora y farmacéutica, Esperanza Ruiz Adsuar, en colaboración con Posmodernia y las Bodegas Matsu perteneciente a la Denominación de Origen Toro. La participación en dicho concurso terminó el pasado 31 de octubre de 2020. Bases para la participación en el concurso

Título: El Gordo

Pseudónimo: Inés


Querida hija.

Espero que desde tu última misiva sigas igual de bien, aunque espero que, en la medida de lo posible, hayas podido descansar. Tanto trabajar no debe ser bueno.

Pero descuida, no te escribo para darte la lata con el tema del trabajo; ya sabes que con que dediques algo de tiempo a ti me vale (la caridad bien entendida empieza por uno mismo).

Dicho lo anterior, siento tener que escribirte por lo que ha pasado; en realidad no sé si tendría que contártelo, pero es que necesito contártelo. El Gordo ya no está.

Quizá a ti no, pero a mi me a dado mucha pena, sobre todo porque el Gordo estaba en casa desde que naciste. Nos acompañó desde entonces, en los buenos y no tan buenos momentos, pero especialmente lo hizo cuando tus ganas de saber afloraban durante los desayunos y meriendas.

Sí, ahí quiero incidir. En tus ganas de saber y tu afán por preguntar: “¿por qué viste así?”, “¿qué sombrero lleva?”, “¿qué es lo que lleva en las manos?” o en el “papá ¿por qué fuma si es malo fumar?”

Creo que te fui contestando a todas esas preguntas y a otras muchas más, si bien es cierto que cuando eras pequeña ni tu me entendías del todo ni yo me sabía explicar. Entono el “mea culpa” por haberme explicado en alguna que otra ocasión como un libro cerrado.

El Gordo fue una gran ayuda para todos, ya que a nosotros nos ayudó a seguir conectando como padres contigo, y ti esas historias que surgían a su alrededor te fueron guiando a que pensaras por ti misma. Recuerdo el día en el que mamá y yo te “pillamos” leyendo el periódico. En realidad, no nos sorprendió que leyeras el periódico, sino que con tu corta edad ya tuvieras una visión crítica lo que en él se contaba. Nos sigue maravillando aquel episodio. Y todo gracias a el Gordo.

Gracias a él te contábamos historias que ahora ya sabes que no eran meros cuentos: pasamos de quién era el Gordo o sus aventuras por la India o África a el por qué de la guerra – que si los malos y los buenos (o los malos y los menos malos) – o el por qué de las elecciones y los sistemas políticos o de gobierno …, y la libertad.

Pero la libertad en mayúsculas. Esa misma libertad que hemos procurado darte en casa, la de que fueras libre de pensar por ti misma además de la libertad de hacer (casi) lo que te viniera en gana … pero siempre asumiendo la responsabilidad de tus actos. Probablemente es lo que más orgulloso estoy: que las historias que nos ofrecía el Gordo te hayan ayudado a saber discernir por ti misma lo que hacer o no hacer, lo que te conviene o no, lo que está bien y lo que está mal, a pedir ayuda llegado el caso o no pedirla; en definitiva, a que hayas sabido encontrar tu propio camino y puedas disfrutar de la vida (y no, del trabajo no voy a hablar).

¡Y los sombreros! Qué tarde aquella la de los sombreros. Se que te acuerdas porque la has recordado varias veces: que si el Gordo llevaba un sombrero hamburgo un bombín. Y zurra y dale que era el mismo que llevan los hermanos Hernández y Fernández mientras que nosotros, sin saber que era un hamburg, diciéndote que no, que el bombín tiene la copa redondeada y el otro no … Al final entraste en razón, pero conseguiste que llevará bien sombrero bien gorra. Y lo sé hija, lo sé: ayudó mi calvicie.

En fin, como habrás podido ver el Gordo ha supuesto mucho para nuestra familia; más de lo que una simple taza de té a priori podía darnos. Así que para que no nos olvidemos de lo que el Gordo nos ha enseñado mejor será volverle a tener en casa. Como no hacen envíos a España aquí tienes el enlace:

https://shop.iwm.org.uk/p/17170/Churchill-Tommy-Gun-mug

Aprovechando que estás en Londres cómprame un par de tazas de el Gordo, usaré una para el té y la otra la guardaré de reserva. Ya me las darás cuando nos visites por Reyes.

Tu padre que te quiere.

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