El 1 de enero de 1842 liberales renanos y jóvenes hegelianos sacan a la luz en Colonia un periódico llamado Rheinische Zeitung für Politik, Handel und Gewerbe (Gaceta Renana de Política, Industria y Comercio, también conocida como Gaceta del Rin), uno de los órganos de los nuevos industriales del valle del Ruhr y sucesor de la Gaceta general Renana que se fundó en 1840 y desapareció en noviembre de 1841.
La época de la Gaceta Renana era la época que en la historia de Alemania se conoce como «Vormärz», es decir, los años anteriores a la revolución de marzo de 1848.
Al principio la posición del periódico se aproximaba más a la del gobierno que a la de la oposición, pero la Gaceta Renana no tardaría en ser el altavoz de un sector de la burguesía renana opuesta al absolutismo prusiano. Entre los propietarios de la Gaceta Renana había banqueros, comerciantes y letrados; todos partidarios de la unificación de los Estados alemanes y del desarrollo del comercio a través de la unidad aduanera, construcción de ferrocarriles, etc.
Por cuestiones tácticas, para no ofender a las provincias recientemente anexionadas al reino, el Gobierno prusiano consintió la publicación del periódico, para que además sirviese de contrapunto dialéctico y contrapeso ideológico del Kölnische Zeitung (la Gaceta de Colonia), periódico católico que se guiaba por Roma frente a Berlín, aunque la mayoría de los lectores de la Gaceta Renana eran católicos.
Los principales representantes de los Jóvenes Hegelianos fueron incorporados a la dirección del periódico debido a que la gran burguesía renana coqueteaba y simpatizaban con ellos. En el otoño de 1841 Marx se presentó para apoyar la fundación del periódico. Antes de comenzar siquiera a escribir, Marx ejerció su influencia en la tendencia del periódico mediante dos de sus fundadores: Georg Jung (que era cogerente del diario) y Moses Hess (el «Rabino Rojo», que años más tardes sería uno de los fundadores del sionismo y al que Marx había conocido el año anterior; personaje del que ya hablamos en Posmodernia: https://posmodernia.com/el-olvidado-rabino-rojo-moses-hess/).
Debido a la gran cantidad de Jóvenes Hegelianos en la Gaceta-y más aún cuando Marx se convirtió en su director- ésta dejó de ser meramente economicista, entregada a los intereses de la burguesía renana, y pasó a ser decididamente política; aunque la Gaceta Renana se definía como un «diario liberal», matizando que dicho liberalismo no era el «liberalismo vulgar».
En principio el redactor jefe iba a ser Friedrich List, pero éste declinó la oferta y se haría con el puesto su discípulo Gustav Höfken, el cual abandonaría el puesto a los pocos días por discrepancias con Georg Jung, que era partidario de los hegelianos de izquierda mientras que Höfken era partidario de un liberalismo de tendencia moderada. Entonces, por recomendación de Marx, fue nominado para el puesto el joven Hegeliano Adolf Rutenberg.
Marx sucedió como director del periódico a Rutenberg, del cual decía que era un alcohólico incompetente, cosa que era exagerada; aunque Rutenberg no escribió ni un solo artículo para el periódico y la política editorial la llevaban fundamentalmente Robert Jung y Moses Hess, cercanos a las posiciones de Marx.
Hess tenía a Marx en gran estima, así se lo hizo saber a Berthold Auerbach el 2 de septiembre de 1841: «El doctor Marx -así se llama mi ídolo- es un hombre todavía joven (tendrá a lo sumo veinticuatro años), que asestará el golpe mortal a la religión y la política medievales. Combina la más profunda seriedad filosófica con el chiste más mordaz. Imagínate Rousseau, Voltaire, Holbach, Lessing, Heine y Hegel combinados en una sola persona; digo combinados, no amontonados. Y entonces tienes al doctor Marx» (citado por Hans Magnus Enzensberger, Conversaciones con Marx y Engels, Traducción de Michael Faber-Kaiser, Anagrama, Barcelona 1999, pág.17).
Marx no empezaría a escribir artículos en la Gacetahasta abril de 1842, después de los demás Jóvenes Hegelianos, pero empezó a hacerlo con intensidad. La primera serie de artículos, dedicados a los debates parlamentarios de Landtag (asamblea de terratenientes), se publicaron en mayo.
En los escritos de la Gaceta Renana estamos ante el Marx radical-liberal que -siguiendo a Hegel- apuesta por el Estado defensor de las libertades, el cual no era desde luego el Estado prusiano sino el Estado «ideal» o «racional» que vendría a ser precisamente la superación del Estado prusiano (realmente existente). De ahí que Marx fuese un apologeta de los derechos humanos de la izquierda liberal: libertad de prensa (que consideraba el fundamento de las demás libertades y sin ella las libertades serían ilusorias), libertad religiosa (derecho que Marx defendía al considerarlo como inseparable del principio de la aconfesionalidad del Estado), igualdad ante la ley, etc. Estas reivindicaciones, a las que se sumaban la expansión de la industria y el comercio, eran fundamentales para los intereses de la burguesía progresista renana.
Esto supone a un Marx todavía idealista pero que no trataba de justificar la realidad política y social sino de cambiarla (incorporando a su quehacer periodístico el lado activo del idealismo). El Estado es «el gran organismo en el que la libertad jurídica, ética y política tiene que alcanzar su realización y cada ciudadano, al obedecer las leyes del estado, sólo obedece las leyes naturales de su propia razón, de la razón humana» (Karl Marx, En defensa de la libertad. Los artículos de la Gaceta renana 1842-1843, Traducción de Juan Luis Vermal, Gaceta renana Nº 195, 14 de julio de 1842, Fernando Torres-Editor, Valencia 1983, pág. 122).
«Las leyes no son medidas represivas contra la libertad, del mismo modo en que la ley de la gravedad no es una medida represiva contra el movimiento… Las leyes son, por el contrario, las normas positivas, claras y generales en las que la libertad ha conquistado una existencia personal, teórica e independiente del arbitrio del individuo. Un código de leyes es la Biblia de la libertad de un pueblo» (Marx, En defensa de la libertad, pág. 82).
Por eso la falta de libertad «es el auténtico peligro mortal para el hombre» (Marx, En defensa de la libertad, pág. 84). La libertad que Marx defiende en los artículos de la Gaceta Renana es la «libertad negativa» del Estado liberal abstencionista y no la libertad positiva de la capacidad del hombre para autodeterminarse (una libertad tan metafísica como la de la concepción liberal).
Asimismo, la igualdad a la que se refiere es una igualdad ante la ley, una igualdad formal en la que la generalidad del derecho se impone a la particularidad. Por tanto no se trata de postular una igualdad efectiva y material como defendería en sus posteriores escritos.
A mediados de octubre Marx es nombrado por los accionistas como director del periódico. Inmediatamente se trasladó a Colonia, centro económico renano, una ciudad que albergaba a unos 70.000 habitantes. Con sólo 24 años nuestro filósofo era el director del principal periódico de la burguesía progresista alemana, y éste pasó de un discurso moderado a ser el periódico más radical de toda Alemania.
Marx aprovechó la tolerancia del gobierno prusiano para azuzar más a los terratenientes y al gobierno que los respaldaba. El periódico de Marx fue acusado por el periódico de la burguesía liberal Allgemeine Zeitung de Augsburgo de «comunista». Aunque en las columnas de la Gaceta de Augsburgo Heine escribió artículos mucho más atrevidos sobre el socialismo y el comunismo francés.
Por aquel entonces, a pesar de que ya leyó algo sobre el socialismo francés gracias al que sería su suegro, Johann Ludwig von Westphalen, Marx no conocía bien el socialismo y el comunismo francés, que después tanto le influenciaría (aun pensadoa la contra). Pero, interesado como estaba por el socialismo, participó en unas charlas sobre socialismo patrocinadas por intelectuales de Colonia, donde conoció a Karl Ludwig d’Ester, del cual sería poco después camarada en la Liga Comunista. De momento Marx se consideraba un liberal ilustrado dedicado al análisis racional y a la crítica y no un socialista revolucionario dedicado a la acción, aunque su pensamiento político iba poco a poco mutando del liberalismo al comunismo, así como su pensamiento filosófico fue pasando poco a poco del idealismo al materialismo.
El primer artículo de Marx sobre problemas sociales lo escribió en ese mismo otoño de 1842, cuando retomó el análisis de las sesiones del Landtag. Se trataba de una serie de artículos titulados «Los debates sobre la ley relativa al robo de leña», los cuales empezaron a publicarse el 25 de octubre de 1842 y eran una crítica a los debates acaecidos en la Dieta renana los días 15, 16 y 17 de junio, y se trataba de un proyecto de ley que debía reemplazar una ley de 1821.
Los artículos de Marx incrementaron aún más la presión de la censura sobre el periódico y motivó la requisitoria del prefecto von Schaper del 11 de noviembre de 1842 que cambió violentamente la redacción del periódico bajo amenazas de prohibición. En los artículos Marx denunciaba los atropellos a las masas pobres que carecen de derechos políticos o sociales, las cuales no encontraron un lugar adecuado en la organización consciente del Estado.
«Así cómo no conseguiréis forzar a que se os crea que hay un delito donde no hay ninguno, conseguiréis en cambio que el propio delito se transforme en un hecho justo. Habéis confundido los límites, pero os equivocáis si creéis que la confusión obra sólo en interés vuestro. El pueblo ve la pena y no ve el delito, y puesto que ve la pena donde no hay delito no verá ningún delito donde haya una pena. Al aplicar la categoría de robo cuando no debe ser aplicada, también la habéis desfigurado en los casos en que tiene que ser aplicada» (Marx, En defensa de la libertad, pág. 208).
De los 207.478 procesos criminales llevados a cabo por la justicia prusiana en 1836, unos 150.000 (las tres cuartas partes) se debía a robos de leña y a transgresiones contra la propiedad forestal, cotos de caza y guardería. Con el artículo de la ley sobre los robos de leña Marx descendería a la «tierra llana» (a la caverna) y así «se veía sujeto a la perplejidad de tener que tratar de intereses materiales que no estaba previstos en el sistema ideológico de Hegel» (Franz Mehring, Carlos Marx, Traducción de Wenceslao Roces, Ediciones Grijalbo, Barcelona 1967, pág. 52).
Curiosamente el primer artículo de Marx como redactor jefe de la Gaceta Renana, que se publicó en el Nº 289 del 16 de octubre de 1842, llevaba por título «El comunismo y la Gaceta General de Augsburgo». Pero en la Alemania de por entonces los principios del comunismo eran difundidos por los reaccionarios y no por los liberales: «¿Quién habla de las corporaciones de los trabajadores? Los reaccionarios… ¿Quién polemiza contra la parcelación de la propiedad rural? Los reaccionarios» (Marx, En defensa de la libertad, págs. 164-165).
La Gaceta Renana, es decir, Marx, no le concedía a las ideas del comunismo realidad teórica, «y por lo tanto aún menos puede desear o considerar posible su realización práctica, las someterá a una crítica detallada» (Marx, En defensa de la libertad, pág. 165).
Desde que Marx se hizo con la dirección del periódico las suscripciones se dispararon. En octubre de 1842 el periódico tenía 885 suscriptores, en poco más de un mes las suscripciones subieron a 1.800, y a principios de 1843 ya eran 3.300, resultando ser económicamente muy rentable porque a partir de 2.500 ya lo era. Los suscriptores no sólo eran renanos.
Bruno Bauer y sus antiguos camaradas de Berlín eran censurados por el lápiz rojo de Marx al enviar sus artículos a la Gaceta Renana, y al escribirle a Ruge comentaba que «tanto por lo menos como el censor era lo mismo que yo mismo me permitía tachar, en aquellos montones de mamarrachadas escritas en un estilo repugnante, preñadas de subversión universal y vacías de ideas, salpicadas de ateísmo y comunismo (que estos caballeros no han estudiado jamás), que nos enviaban Meyer y consortes, acostumbrados con Rutenberg a una ausencia total de crítica, de independencia y capacidad de juicio, y acostumbrados también a considerar a la “Gaceta del Rin” como órgano sumiso suyo; pero yo no he creído que debía seguir tolerando, como hasta entonces, toda esta avalancha insustancial» (Mehring, Carlos Marx, pág. 165).
En mayo de 1842 el Ministerio del Interior del gobierno prusiano exigió el cierre de la Gaceta Renanapor «propagar ideas franco-liberales» y ser un «órgano decisivo de propaganda de los Jóvenes Hegelianos […] [que] profesa la falta de fe de los Anales de Halle y la opinión de que la filosofía contemporánea reemplazará al cristianismo» (citado por Jonathan Sperber, Karl Marx. Una vida decimonónica, Traducción de Laura Sales Gutiérrez, Galaxia Gutenberg, Barcelona 2013, pág.101).
Y a raíz de la publicación de un suplemento escrito por Marx en el número 319 de noviembre de 1842 titulado «El Proyecto de Ley del Divorcio. Crítica de la crítica», Federico Guillermo IV decidió cerrar el periódico, aunque el ministro del Interior le desaconsejó el cierre por la resistencia que despertó el proyecto.
El 18 de diciembre de 1842 el gobierno prusiano prohibió El Patriota, que editaba el joven hegeliano Ludwig Buhl; el 28 de diciembre hizo lo mismo con la Gaceta General de Leipzig, con motivo de una carta de Georg Herwegh a Federico Guillermo IV en la que protestaba la prohibición del gobierno prusiano de su planeada publicación «El mensajero alemán desde Suiza»; el 1 de enero de 1843 quedaron prohibidos los Anales alemanes de Arnold Ruge, prohibición que llevó a cabo el gobierno de Sajonia.
Finalmente le tocaría el turno a la Gaceta Renana, medida que se tomaría el 20 de enero de 1843, y por tanto el periódico debía clausurarse y así se haría, pero por consideración a los abonados y accionistas el periódico seguiría publicándose hasta el 31 de marzo, tiempo durante el cual aumentó el control de la censura. Finalmente el periódico se cerró con severidad el 1 de abril, con el añadido de las presiones que el Gobierno ruso hizo al Gobierno prusiano, pues Marx llegó a afirmar en un artículo pensado contra el absolutismo que las naciones europeas debían de unirse y enzarzarse en una guerra contra Rusia y el oscurantismo reaccionario del zar Nicolás I, pues la guerra contra Rusia le parecía una guerra de liberación de Europa de las garras de la mayor encarnación de la opresión, el oscurantismo y la barbarie. Además sugiere que Rusia libere a Polonia.
El 25 de enero de 1843, el mismo día que llegó a Colonia el decreto de la suspensión del periódico, le escribía Marx a Ruge: «A mí, no me ha sorprendido nada. Ya sabe usted cómo interpreté, inmediatamente de decretarse, la instrucción de censura. No veo en esto más que una consecuencia, y reputo la suspensión del periódico como un progreso de la conciencia política, razón por la cual dimito. Además, ya se me hacía un poco sofocante aquella atmósfera. No tiene nada de agradable el prestar servicios de esclavo, ni aun para la libertad, teniendo que luchar con alfileres en vez de luchar con mazas. Estaba cansado ya de tanta hipocresía, de tanta tontería, de tanta brutal autoridad, y de tanto silencio, tanto zigzagueo, tantas retiradas y palabrerías. El Gobierno se ha encargado, pues, de devolverme la libertad… En Alemania, ya no tenemos nada que hacer. Aquí, lo único que uno consigue es falsearse a sí mismo» (Mehring, Carlos Marx, pág. 62).
Así le comentaba Marx a Ruge la situación en la que estaba inmersa la Gaceta Renana: «Durante este período de agonía, en capilla ya, tenemos doble censura. Nuestro censor, hombre honorable, está bajo la censura de Von Gerlach, presidente del Gobierno del Rin, un mentecato sin más virtud que la obediencia pasiva; una vez compuesto el periódico, hay que presentárselo a la nariz policíaca para que lo huela, y si ventea en él algo que no le parezca cristiano o prusiano, el periódico no sale a la calle» (Mehring, Carlos Marx, pág. 60).
El Dr. Marx dimitió como jefe de redacción y así se despidió del periódico en el Nº 77 del 18 de marzo de 1843: «El abajo firmante declara que abandona el día de hoy la redacción de la Gaceta Renanaa causa de las actuales condiciones de censura» (Marx, En defensa de la libertad, pág. 307).
Ese mismo día escribía con júbilo el censor Saint-Paul, un joven bohemio que enviaba informes a Berlín: «El spiritus rector de la empresa, el Dr. Marx, se separó definitivamente ayer, haciéndose cargo de la redacción del periódico Oppenheim, persona realmente moderada, y por lo demás insignificante… Yo esto satisfechísimo con el cambio, y hoy apenas he invertido en la censura ni una cuarta parte del tiempo que antes le venía dedicando» (Mehring, Carlos Marx, pág. 61).
Saint-Paul informó además que la Gaceta Renana podía continuar sin temor alguno para el gobierno. «Pero sus amos, que le ganaban en cobardía, le dieron instrucciones para que comprase secretamente al redactor-jefe de la “Gaceta de Colonia”, un tal Hermes, intimidando al editor de este periódico, a quien la “Gaceta del Rin” había demostrado la posibilidad de una peligrosa competencia: la jugada de ventaja prosperó» (Mehring, Carlos Marx, pág. 62).
Marx se retiró de la escena pública para profundizar en el gabinete de estudio, para escribir obras como «Contribución a la crítica de la filosofía del derecho de Hegel» y «La cuestión judía» (para los Anales franco-alemanesque dirigía Arnold Ruge) y en 1844, ya en París, los Manuscritos económico-filosóficos.
Al retirarse al gabinete de estudio, esto no significa ni mucho menos que Marx recayese en una implantación gnóstica de la filosofía, porque Marx era decididamente un filósofo implantado políticamente.