Desde la defensa de una idea colectiva en un proyecto nacional que esté a favor de la igualdad de todos los españoles ante la ley y por lo tanto que tenga una postura crítica y combativa con los nacionalismos autonómicos, que buscan dividir a los españoles, la ruptura de la unidad de España y la transgresión de nuestro marco jurídico constitucional, nunca se debe participar en los homenajes institucionales en el día de Andalucía que enaltecen la figura de Blas Infante.
- Blas infante nació en Casares (Málaga), alumno de los escolapios del colegio de Archidona, licenciado en Derecho por la universidad de Granada, y notario desde 1909, es decir, a los veinticuatro años.
- En 1924 hizo su pública conversión al Islam en una pequeña mezquita de Agmhat, adoptando el nombre de Ahmad. Según Muhammed Ali Cherif Kettani, en su libro “El resurgimiento del Islam en Al-Andalus”, la ceremonia de la Shahada tiene lugar ante dos descendientes de moriscos, llamados Omar Dukali y Beni-Al-Ahmar. El hecho de convertirse a una religión no sería significativo si no hubiera sido ocultado interesadamente por quienes conocían su realidad o por quienes no les convenía asociar a la figura de Blas Infante los signos del fanatismo en una Andalucía que rechaza la poligamia y proclama la igualdad de derechos entre hombres y mujeres.
- Su doctrina se basa en la elevación de la cultura islámica como hecho diferenciador de Andalucía por encima del sustrato anterior (tartesio, romano, visigodo, cristiano altomedieval) y del elemento posterior (la reconquista castellana, la repoblación y la recuperación de la cultura occidental). Según su obra, por un lado pretende la conquista de derechos humanos y políticos para muchos andaluces y, por otro, abrazar las culturas orientales o norteafricanas donde tales derechos estaban y continúan negados en nuestro días.
- No se puede apoyar a Blas infante como padre de la nación andaluza cuando esta se basa en la premisa de defender el sustrato islámico como eje diferenciador de Andalucía frente al resto de las regiones españolas, fundamentalmente porque es falso, si realmente fuera un elemento tan diferenciador, haría que un cordobés o sevillano se sintiera distinto de un malagueño y un granadino, pues sus provincias fueran reconquistadas más de dos siglos después y la huella islámica habría pervivido por más tiempo. Córdoba fue reconquistada en 1236 y poco después Sevilla, en 1248, casi a la par que otras zonas peninsulares más septentrionales, como Valencia (1238), Alicante (1248), Murcia (1243), Palma (1229) y no mucho después de Zaragoza (1118), Cuenca (1177) o Lérida (1149).
- Infante parece olvidar en su obra que en España, tras la Reconquista, hubo una subsiguiente repoblación, que en Andalucía, por razones obvias, fue acometida principalmente por castellanos y leoneses; una forzada huida de musulmanes y una definitiva expulsión de los moriscos.
- La confusión de ideas de Blas Infante permite hacer del victimismo una filosofía de vida para nuestros políticos, por eso es aclamado y utilizado desde cualquier punto de vista; desde el PSOE y el PP a formaciones filoislámicas u organizaciones secesionistas laicas y de izquierdas.
- No se puede defender la figura de Blas Infante como representante de los andaluces puesto que nunca consiguió representación electoral alguna. Se presenta a diputado por el Partido Republicano Federal, no consiguiendo el acta.
- Es lamentable que el 14 de abril de 1983, el Parlamento de Andalucía aprobara una proposición no de ley que beatificó a Blas Infante con estas palabras: “La Historia ha reconocido la figura de Blas Infante como Padre de la Patria Andaluza e ilustre precursor de la lucha por la consecución del autogobierno que hoy representa el Estatuto de Autonomía para Andalucía. Blas Infante, con las Juntas Liberalistas que él creara, se coloca en la vanguardia del andalucismo al luchar incansablemente por recuperar la identidad del pueblo andaluz; por conseguir una Andalucía libre y solidaria en el marco irrenunciable de la unidad de los pueblos de España; por reivindicar el derecho de todos los andaluces a la autonomía y a la posibilidad de decidir su futuro”. (D.S.P.A. n 24, de 14 de abril de 1983). La beatificación se convierte en canonización en el Estatuto de Autonomía de Andalucía de 2007 que consagra a Blas Infante como Padre de la Patria Andaluza en el preámbulo de una norma de máximo rango.
En definitiva no se pueden admitir los elementos diferencialistas que hacen enfrentar a los españoles de una región con los de otras. Abogando por la igualdad en los derechos y deberes de todos los españoles no se deben apoyar los actos de hoy, estos actos significan la reivindicación institucional de Blas Infante en su condición de ideólogo de un falso andalucismo, en sus vertientes, regionalista, federalista, islamófila y nacionalista.
Andalucía es una realidad histórica innegable pero no por las elucubraciones vacías de contenido histórico y social de Blas Infante. Cuando en 711 los musulmanes conquistaron España por la traición de una facción nobiliaria visigoda en Guadalete, Andalucía tenía más de mil años de magnífica historia cultural prerromana, romana y visigoda. Quedan espléndidas huellas de esas sucesivas civilizaciones, muy en contacto siempre con el Oriente, a pesar de la sistemática destrucción por los islamitas de sus milenarias maravillas. Hoy sabemos que destruyeron por ejemplo el fabuloso Templo Heracleo de Cádiz en busca de tesoros (…)
Está probado que el arte hispano-árabe continúa viejas tradiciones andaluzas, incluso son preislámicos el arco de herradura y las bellas yeserías…