- Al mediocre le encanta subirse al carro de las ideologías para sentirse cargado de razón, sin tomarse la molestia de razonar. Desde ahí, impune e hiperlegitimado, divide el mundo en dos: los buenos y los malos, y señala a los malos con un dedo que es como una pistola.
- En nombre de la Humanidad hemos matado a muchos seres humanos reales, o sea, a la Humanidad.
- Lo más parecido a un humanista que una ideología puede producir es un ingeniero social.
- Llevan una hora despotricando contra el Sistema. Pero ¿ese señor quién es?
- El verdadero problema no es el Sistema ni el mundo, sino el hombre. Pero no el otro hombre, sino yo.
- Rechazar la religión por las guerras que produce es como rechazar el sexo por las enfermedades que contagia.
- Dios es Dios y el Estado sólo es el estado.
- No creer en el más allá nos hace esperarlo casi todo del más acá.
- Estrategia del marxismo: provocar la ira del justo para tildarlo de fascista y justificar así la violencia contra él.
- Nuestra cultura no es mejor que las otras por ser nuestra. Pero las otras tampoco por ser otras.
- Al pueblo le pasa con los individuos lo que al color blanco con los colores: es su suma, pero no los representa.
- No podemos jugar a la utopía. Nos faltan fichas.