Carta desde guatepeor

Carta desde guatepeor. Lomas Cendón

Tampoco es que nos gustara lo que había antes. Me refiero a antes de marzo de 2020: se aspiraba a ridículos ideales de éxito basados en dinero, disponer de una casa y dos coches, y tener un mes al año para hacer el hortera con turismo vacacional. Alguien dijo con sorna que era el european way of life: socialdemocracia, fútbol y sanidad pop. Era una mierda, pero era esa mierda que fingía ser nuestra, pícnica, cobarde, blandiblup, y de la que preferíamos no quejarnos. Nuestro complejo de vasallo agradecido nos narcotizaba frente a una forma de vida ya insoportable. Se pensaba: ¡Nos podemos dar con un canto en los dientes! ¡Mucho peor estarían en África, en Venezuela y en el franquismo! Trabajabas más de cuarenta horas a la semana en tareas absurdas y prescindibles para disponer de lo justo para pagar la basura que te vendían y metían por los ojos… pero al menos tenías trabajo. Tenías una vida social proyectada a través de disfuncionales relaciones de pareja, quedadas con tipos con los que estabas obligado a convivir por tu entorno laboral o familiar, y roces con los que algún día fueron amigos de la infancia… pero al menos tenías vida social. Elegías entre la payasada de la derecha o la payasada de la izquierda, y lucías el disfraz de liberal, o conservador, o jipi, o facha, o activista, o progresista, o feminista, o ecologista, o antiabortista, o socialista, o anarquista, para estar integrado en la sociedad… pero al menos estabas integrado en la sociedad. Lo justo para que te dejaran en paz. 

Y pensabas, ¡ay corderito!, que ibas a pasar la vida así, sin despeinarse… hasta que un buen día te llamaron a trasquilar. Sabías que algo estaba mal en este mundo, sentías algo sospechoso en el relato oficial, te la olías. Pero preferiste huir hacia delante, apostando a lo que te habían garantizado que era el caballo ganador: estudia en la universidad, vota, paga tus impuestos, obedece y no te irá mal. No cuestiones el fundamento de este tinglado pues mira lo que les ocurrió a quienes lo hicieron. Incluso en 2009, quizás llegó a tus manos un libro titulado La Danza Final de Kali, hoy censurado, descatalogado, prohibido. Tras una hojeada, lo descartaste: ¡Bah, ese libro es sólo una teoría de la conspiración! Y cuando, en poco más de diez años, esa teoría se convirtió en la práctica de tu día a día, lo seguiste llamando teoría de la conspiración. Y cuando ese libro se convirtió en una nítida fotografía de lo que es tu vida en el actual 2022, lo seguiste llamando teoría de la conspiración. Hasta hoy.  

¿De veras quieres volver a lo anterior, recuperar aquello que llamabas normalidad? Pues olvídate. Han reventado ese burladero y tienes que salir al ruedo, coger el toro por los cuernos: mientras el mundo viejo se termina de caer a pedazos, se precipita la construcción del nuevo a inaugurar en 2030 con su agenda homónima. El estado que antaño otorgaba y garantizaba tus derechos, ahora los liquida para una colectivización genocida sin precedentes con coartada en el bien común y la seguridad nacional de una nación que ya no existe. Las autoridades políticas que antes decían representarte, ahora aniquilan tus libertades e imponen un férreo sistema de control digital a través de crédito social, big data, inteligencia artificial, biometría. Las instituciones académicas y educativas con las que tantos diplomas obtuviste, cierran filas todas ellas hacia el pensamiento único, la aniquilación de todo debate, la ignorancia de la población. El empleo que antes desempeñabas, se dinamita con una cuarta revolución industrial que robotiza más de la mitad de los puestos de trabajo. El dinero que antes ansiabas poseer, te poseerá a ti a través de un sistema monetario internacional basado en criptomonedas y biotecnología. La medicina que creías que te curaba, se transforma en veterinaria para optimizar tu explotación como si fueras ganado. Y, en definitiva, la vida que tanto valorabas, te la quitan sin que te des cuenta, con armas biológicas, climáticas, electromagnéticas, químicas con apariencia de pandemias, desastres naturales, crisis económicas, energéticas, medioambientales, y guerras absurdas que nadie entiende. Cuando nos veamos tú y yo las caras en la fosa común, ¿seguiremos pensando que todo esto no pasa de ser una teoría de la conspiración?        

Top