Reseña de «Historia y política. Escritos polémicos»

Reseña de «Historia y política. Escritos polémicos». José Alsina Calvés

Título: «Historia y política. Escritos polémicos»

Autor: Pedro Carlos González Cuevas

Editorial: SND Editores, Madrid 2022. 402 páginas.


En medio del decepcionante y mediocre panorama español, el menos en lo que se refiere al debate histórico/político, aparecen, de vez en cuando, luces en medio de las sombras. Tal es el caso del último libro de Pedro Carlos González Cuevas, De historia y política. Escritos polémicos.

El libro es una colección de escritos y artículos, algunos de los cuales ya publicados, pero, como dice el autor, eran “artículos con vocación de capitulo”, lo que le da a la obra una gran variedad temática, sin perder, en ningún momento, su coherencia. Así vemos desfilar, a lo largo de la lectura, la crítica al régimen de 1978, la reseña crítica de diversos intelectuales, la introducción de las “nuevas derechas” en España, el revisionismo histórico, el “triturado” de la ley de Memoria Democrática, el “antifascismo” y un interesante análisis sobre el Concilio Vaticano II y sus consecuencias en España.

De la amplia temática de este libro vamos a destacar aquellos aspectos que nos parecen más interesantes.

En primer lugar, el autor “tritura” al régimen de 1978. Creo que es una tarea imprescindible, tanto frente a la mitificación de la Transición realizada desde la “derecha” como de la apología de la III República realizada desde la “izquierda”.  En su análisis recurre a la obra de pensadores críticos, como Gonzalo Fernandez de la Mora, José Luis López Aranguren o Gustavo Bueno. La conclusión importante es que la actual deriva autodestructiva del régimen del 78 no es debida a una desviación del mismo, sino que es una consecuencia directa de las premisas a partir de las cuales fue instaurado.

Otro aspecto muy interesante, destacado en el libro, es el carácter polemológico de la politica. De la misma manera que, en filosofía, pensar es “pensar contra alguien”, en política también se manifiesta este carácter dialectico. En base a esta afirmación, el autor reivindica la polaridad izquierda-derecha. Aunque en este punto discrepamos: pensamos que la esta polaridad ya no rige, y en realidad el mismo autor nos da la razón con su magistral análisis de las derechas “realmente existentes”, con la oposición entre una derecha liberal (a la acertadamente llama “no-izquierda”), y que en función de su individualismo radical rechaza toda identidad y arraigo, y una “derecha” identitaria que reivindica esta identidad y este arraigo como columna vertebral de su ideario.

Cuando el mismo término sirve para nombrar realidades distintas y distantes (cuando no opuestas), el término ha dejado de tener validez. Los polos reales, pensamos, serian patriotas contra globalistas, o partidarios de la multipolaridad frente a partidarios de un mundo unipolar. 

Otra cuestión interesante que plantea el autor es la distinción entre “apocalípticos” e “integrados” (tomando la terminología de Humberto Eco) en la relación de distintos autores respecto al régimen del 78. Los “integrados” serian aquellos que sacralizan la Transición, la Constitución y la Monarquía prácticamente como factores generadores de España o, al menos, como puentes con una antigua tradición liberal, encarnada básicamente en el periodo de la Restauración. 

A su vez, los “apocalípticos” serían los frustrados por la Transición, los que consideran que esta no ha sido más que un maquillaje para evitar la ruptura, y que el régimen actual no es más que la continuación del franquismo. 

Los “integrados” corresponden a las posiciones políticas de la UCD, el PP, Ciudadanos y al PSOE de Felipe González. Los “apocalípticos” corresponderían al PSOE desde Zapatero, a Podemos y a los separatistas vascos y catalanes. 

De aquí el autor engarza con otro tema de gran actualidad la “Memoria Democrática”, fruto lógico de la política “apocalíptica”. La “Memoria Democrática” se presenta como un gran proyecto de ingeniería social, donde la manipulación maniquea de la historia sirve de instrumento político para controlar el presente. Tiene además ribetes totalitarios, pues se pretende fijar por ley un determinado relato, con sanciones penales para los que sostengan relatos alternativos.

En resumen, un libro muy recomendable para disidentes y espíritus libres.

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