Reseña de “Solución social”

Título: “Solución social”

Autor: Gustave Thibon y Henri Lovinfosse

Editorial: Editorial Magisterio Español, 1977. 213 páginas


El libro que este mes traigo a Posmodernia se lo debo y agradezco a mi grupo de encuentros Cardenal Cisneros, con quienes acostumbro a reunirme con cierta asiduidad para tratar obras que previamente hemos leído y sobre las que hemos reflexionado. Gracias a ellos pude dar con “Solución social”, el resultado de un trabajo realizado por Gustave Thibon y Henri de Lovinfosse.

La combinación de estos dos personajes se manifestará en un libro de corte empresarial-económico pero con una fuerte vocación humana, bastante alejado de hipótesis liberales o marxistas para intentar sacar algo a la luz de la razón y partiendo previamente de la experiencia que la realidad genera. Esto es posible gracias a que se dan en Thibon y Lovinfosse una combinación de carreras profesionales muy fértil, al ser el primero un reputado filósofo y el segundo un reputado empresario. La obra ve la luz en una Europa devastada por la Segunda Guerra Mundial, aún ajena a las cuestiones que plantearía el Mayo del 68 y con una Unión Soviética en auge, todavía consolidando sus posiciones en Europa.

El inicio de la Guerra Fría va a marcar fuertemente el carácter social del libro, que sin querer caer en los postulados marxistas va a centrarse en los puntos de convergencia donde el empresario y el obrero se van a entender, siendo este principio la base de una sociedad fructífera. Además, la obra se mostrará reacia a un excesivo intervencionismo, que tal vez el desarrollismo europeo mostró en diferentes momentos. Sin embargo, ello no quita una vocación social que aspire a cuidar de las clases más populares y de la sociedad en su conjunto, por lo que no todo se resuelve bajo el decimonónico laissez faire.

Otro de los principios que los autores desarrollarán y que marcará el fuerte carácter social de la obra es el del interés del consumidor, el cual erigen como fundamento para que la sociedad esté sana. Es decir, lejos de perseguir fines empresariales resultadistas cuya última vocación sea la maximización del dividendo, los autores señalan que el consumidor debe ser protegido de manera natural por el empresario, entendiendo que el mejor negocio posible es la satisfacción de las necesidades e intereses de los consumidores. De esta manera, el Estado también debería velar y evitar abusos que desembocasen en el descontento social y así fomentar una convivencia sana. Esta prerrogativa al Estado tampoco debe malinterpretarse, ya que los autores temen que un exceso de poderes estatales resultaría en una sociedad encadenada.

Cabe destacar cómo ambos desarrollan una obra que se encuadra (sin ellos darse cuenta) dentro de la continuación de la tradición del pensamiento clásico occidental, en el sentido de que rechazan los sistemas económicos anteriores, de carácter racionalista. ¿El motivo? Los acusan de ser un atolladero de ecuaciones y fórmulas científicas, a las cuales acusan de ser hipótesis fracasadas y que están condenadas a volver a fallar. Lejos de caer en el vicio matemático y teórico de tantos economistas, ambos hacen un llamado a lo que denominan la “sensatez” y la “sabiduría”. ¿Qué es esto? Implícitamente supone regresar a la dualidad razón-realidad que antaño comenzaran los griegos Platón y Aristóteles y sería conservado por Cicerón, Santo Tomás de Aquino o Juan de Mariana.

En este clamor por la vuelta a la sensatez y la sabiduría, Thibon y Lovinfosse hacen una apelación a la filosofía, tan marginada por el cientifismo economicista, el cual reduce toda problemática social a un conjunto de leyes teóricas, ya sean monetarias y fiscales o de oferta y demanda. Así lo exponen en un rechazo frontal a la deriva racionalista de Occidente: “El ejemplo de los cien últimos años nos muestra a las claras de qué sirve una ‘ciencia’ que, separada de la sensatez, ha llegado a convertir al hombre en presa y víctima de sus propias conquistas”. De ahí que aboguen por adoptar un tono a lo largo del libro en el cual evitaran separar los problemas económicos de los problemas humanos. Es decir, que de la realidad (las cuestiones económicas) intentarán extraer mediante la razón las causas (las cuestiones humanas subyacentes) de estos para así ofrecer soluciones que respondan a la realidad social del momento de la obra.

Por último, si bien hay parte del contenido del libro que debe entenderse en este contexto histórico que ofrecía Europa tras la Segunda Guerra Mundial, el empresario y el filósofo otorgan también la metodología pertinente para estudiar y afrontar las coyunturas económicas del momento. Es por eso por lo que la obra tiene un gran valor, porque se atreve a dar principios que rompan las fronteras del tiempo y ayuden a un Occidente que anda a la deriva por las mareas imprevisibles de las ideologías.

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