Para hablar con propiedad sobre la democracia lo primero que hay que tener en cuenta es que no existe una teoría de la democracia, lo que existen son rasgos o aspectos por los cuales habitualmente se define una democracia. Por ejemplo, pluralidad de partidos políticos; decisión mayoritaria y publicidad de los actos de gobierno.
Pero estos son solo mecanismos democráticos que no nos definen qué es una democracia.
Además no existe una teoría de la democracia porque hay muchos tipos de democracias con lo cual el concepto se ha tornado anfibológico. Así tenemos, democracia del pueblo en China; socialdemocracia en España, Suecia; Italia y otros; democracia cristiana en Alemania; democracia liberal en Estados Unidos y Uruguay; democracia cooperativa en Guyana; democracia socialista en Cuba, Chile, Venezuela y Nicaragua; democracia directa en Suiza; democracia popular en Argentina y la lista sigue con otras variantes de democracia.
Para ir en búsqueda de un concepto, cuando no se sabe muy bien, en filosofía siempre se aconseja comenzar por el significado etimológico. Democracia viene de démos más krátos= pueblo más poder. Es decir, poder o gobierno del pueblo.
Encontramos entonces dos conceptos: el de pueblo y el de poder. Vayamos por partes.
Pueblo=Demos
Google, el dios laico del siglo XXI, nos dice que pueblo es un conjunto de personas de un lugar, región o país. El diccionario Petit Robert, que es un conjunto de seres humanos que viven en sociedad y que tienen un origen común. El de la Real Academia, que es gente común y humilde de una población. Como vemos estas definiciones y muchas otras nos describen que es pueblo pero no definen el concepto.
Nosotros proponemos que se debe entender por pueblo al conjunto de personas que se dan un proyecto de nación para existir con rasgos propios.
Hoy la sociedades son pluralistas a la fuerza debido a la inmensa migración de personas en todo el mundo. Hay lugares como Europa que se está produciendo, como en Francia, le grand remplacement de la población y las costumbres históricas por otra, la arabo-musulmana. Pero el sano pluralismo que promueve el equilibro y la concordia entre los componentes de una sociedad se desnaturaliza al transformarse en un juego de lobbies.
Así el proyecto de nación se fragmentó y la voluntad política colectiva ha sido reemplazada por los intereses de grupos o sectores. La consecuencia es que los gobiernos gobiernan para la minorías o grupos de poder. Además, lobbies hay de todo tipo: económicos, culturales, religiosos, ideológicos, etc.
La categoría metapolítica que ataca a las democracias es el proyecto de globalización que busca, por un lado, la construcción de un one world donde la homogenización de los usos y costumbres buscan transformar a los pueblos en “todos por igual”. Y, por otro, el debilitamiento de las naciones históricas o las naciones-Estado.
El principal desafío que tienen las democracias actuales para evitar su creciente degradación son los partidos políticos que se han desnaturalizado.
La razón es que la política clásica, aquella que tenía por objetivo la realización del bien común y para la cual la legitimidad de ejercicio primaba sobre la legitimidad de origen, ha sido reemplazada por la política actual de relaciones o conexiones, que terminó remplazando la antigua conciencia de un destino compartido por la actual organización de las percepciones compartidas.
Así dejamos la época de los principios y nos regimos solo por los procedimientos. Nuestras democracias son solo procedimentales.
En el orden económico la influencia no la rigen ya las grandes empresas industriales sino el imperialismo internacional del dinero como gustaba afirmar Pío XII. La transacción reemplazó a la producción. Hoy el Gran Reinicio es una estratagema de las élites financieras mundiales (Wall Street, Davos, etc,) para encarecer la energía y destruir la capacidad de producción y consumo de los países, como ha sucedido con Alemania. Así, bajo el excusa de utilizar energías limpias cierran las centrales nucleares produciendo gastos enormes a los Estados en una reconversión miles de veces millonaria a sistemas de no probada eficacia. Acaba de triunfar un ex miembro de la Farc en Colombia, país que posee petróleo y fuentes de energía tradicionales y ya salieron a recomendarle la reconversión de sus fuentes.
Los partidos políticos dejaron el lugar de origen que fue la sociedad civil o la comunidad para transformarse en uno de los tantos aparatos del Estado con sus canonjías y subsidios. Y así llegamos al Estado de Partidos que terminó desnaturalizando por completo a la democracia.
Hoy las mayorías están obligadas, en muchos Estados a votar, para legitimar el poder y luego los gobiernos terminan haciéndolo para las minorías o lobbies (gays, indios, pedófilos, abortistas, bancos, financieras, sectas, narcos, etc.).
Poder=Krátos
Telegráficamente, porque sobre el poder hay cientos de tratados, podemos decir que poder es la capacidad que tiene alguien o algo para lograr la obediencia de otro alguien o algo.
El ejercicio del poder poder por parte del pueblo es lograr que el gobierno haga lo que ese pueblo quiere.
Ese poder del pueblo en la democracias liberales, socialdemócratas y progresistas es mediado a través de los partidos políticos y sus agentes. Entonces el pueblo no delibera ni gobierna sino solo a través de sus representantes. Y este es el primer gran extrañamiento de la democracia.
Ahora bien, como los partidos políticos han cedido la iniciativa a los diferentes lobbies, sus representantes son de los lobbies y no de los partidos. Y como los lobbies, en general, están constituidos por intereses privados donde no rige la elección democrática. Las diferentes democracias políticas terminan siendo democracias de lobbies o grupos de intereses, con lo cual la democracia termina desapareciendo.
Concluimos entonces que el desafío acuciante de las democracias actuales son los partidos políticos que en lugar de estar al servicio del pueblo están al servicio de los grupos de poder e intereses que son los lobbies.