Teoría particular de la desobediencia (y IV)

Teoría particular de la desobediencia (y IV). José Vicente Pascual

Quehaceres

Tened hijos, cuantos más mejor, porque ellos no quieren que tengáis hijos: han elevado la interrupción voluntaria del embarazo a la categoría de sacramento cívico, propagan la estupidez de que una mujer libre no alcanza su plenitud personal si no ha recurrido al aborto, al menos una vez, en consciente reivindicación de su albedrío, y sugieren que los niveles de natalidad en occidente sean mantenidos por masas de inmigrantes, con origen en países subdesarrollados, en cuyo ideario cultural aún no se contempla el “empoderamiento” femenino absoluto, como en occidente. Aquí, la liberación de género consiste en entregar la vida al mercado y olvidarse de uno mismo y de la realidad, de la biología (una ciencia reaccionaria), la maternidad (una antigualla), y el sexo (una invención del patriarcado ). Por eso hay que tener hijos, y exigir al Estado que cuide de ellos desde el momento de la concepción: atención durante el embarazo, primeros cuidados, infancia, escuela, sanidad… Pedidlo todo para vuestros hijos, porque son vuestros hijos. Pedidlo todo menos la educación. No dejéis su educación en manos de la ingeniería psicosocial; educadlos vosotros, en casa, enseñadles quiénes son y de dónde vienen, quiénes fueron sus abuelos y sus bisabuelos, cuál la historia de vuestras familias y la historia del país donde nacieron y viven, qué es lo importante de la vida y qué es accesorio y banal, qué sentimientos son decorosos y admirables y cuáles tóxicos; y sobre todo, enseñadles a pensar pero nunca les digáis lo que tienen que pensar. Ya les dirán en la escuela cómo tienen que pensar. Enseñadles también, por tanto, a sacar la lengua, desde pequeños, a los mercenarios del sistema.

Buscad un buen sitio para vivir y colaborad con vuestros vecinos. Ayudadles y, si es necesario, dejaos ayudar. Ellos no quieren que nos ayudemos: han convertido a “la gente” en una amalgama de individuos sin yo, gentes diseminadas y almas dispersas que sólo deberían alcanzar identidad y sentido en función de su pertenencia a algún colectivo embadurnado de ideología dominante, uniones histérico-sentimentales en el desierto de la lamentación y la reivindicación paroxística de cualquier tontería. No, desde luego que no quieren que nos ayudemos unos a otros. Lo que quieren es ayudarnos ellos, a cambio de nuestra fidelidad en las urnas y de que les mantengamos el privilegio vitalicio. Ayudaos de verdad, no de boquilla. Ayudad a vuestro vecino si necesita que alguien cuide la puerta de su casa, de su perro, de sus macetas —a lo mejor de su jardín—, y quedad a la recíproca. Ayudad al comercio local, exigid escuelas con profesores capacitados, centros médicos, espacios cívicos, servicios sociales para los enfermos, los ancianos y personas dependientes, y transportes públicos eficaces y seguros. Mantened limpias vuestras calles en todos los sentidos, porque ellos no quieren calles limpias sino calles atiborradas de contenedores que rebosan la basura consumista, atestadas de gente sin nada que hacer, en espera de que lleguen ellos para ayudarles. Ayudaos vosotros. Id a la asociación de vecinos, presentaos, decid vuestro nombre y declarad: “Estoy aquí para ayudar y aprender”. Buscad un buen lugar para vivir y hacedlo vuestro, porque es vuestro.

Organizad redes sociales de verdad. Ellos han inventado las letrinas sociales, los meaderos públicos en internet, porque saben que el universo virtual es justamente un universo: infinito y con infinitas posibilidades. Saben que si las personas empiezan a organizarse por su cuenta, en redes sociales libres, y empiezan a compartir información por su cuenta, y empiezan a moverse por su cuenta, y a proponer por su cuenta, lejos de la ñoñería de facebook, la vomitona de twitter y la estupidez gregaria de tantísimos otros sitios controlados por el sistema, y se descubre que no era tan complicado estar en contacto para compartir ideas y propósitos, y que no necesitáis a Bill Gates ni a Zuckerberg para ser libres y manteneros activos en la virtualidad, y que la virtualidad sirve, en efecto, para invocar la realidad y organizar un futuro en el que ellos no pinten nada… En tal caso, se saben perdidos. Por eso invierten ingentes cantidades de dinero y oceánicos medios de toda índole en el mantenimiento de sus tinglados cibernéticos. Sí, organizad redes sociales de verdad, hablad entre vosotros, comunicaos, compartid vuestro sueño y vuestra queja. Pensad en  mañana, que nadie os arrebate la convicción de que mañana es lo que viene después de hoy, y el hoy nunca fue eterno. Y mañana no es de nadie.

Ayudaos. No dejéis que ellos os ayuden.

Ayudaos.

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