Artículos de este autor: Álvaro García de Luján

Los Planetas y el apocalipsis zombie. Álvaro García de Lujan

Los Planetas y el apocalipsis zombie

Los Planetas y el apocalipsis zombie

En la barra del Carmelo solo sirven vinos y cervezas. Bolsas de patatas fritas y latas de aceitunas rellenas de anchoa, como mucho. A veces voy. Son días especiales por desesperados. Por qué no. Encojo los hombros, me atuso el pelo, calzo las adidas gazelle, los pantacas ajustados, cruzo la puerta de mi bloque de las afueras, pillo la vespa y me acerco solo a Carmelo porque es que está en el Centro. Solo porque a veces hay que hacerlo.

Ola de calor. Álvaro García de Lujan

Ola de calor

Queremos creer que somos la última trinchera donde lo woke no entra, una irreductible aldea nada global, un pensamiento que no es único porque no nos sale de las narices.

La Rockdelux, Vetusta Morla y la subordinación cultural. Alvaro García de Luján

La Rockdelux, Vetusta Morla y la subordinación cultural

La cosa es que rodábamos hace unos días Goyo y yo en lo alto de una camioneta asiática pick-up color caramelo con una vespa desvencijada en el remolque, dando botes por las calles de Córdoba tal y como si fuésemos en aquel autobús yippie de Ken Kesey camino de un mecánico mesiánico que nos aguardaba en las cocheras unifamiliares del barrio de Santa Rosa.

Yo sí estuve en una manifa negacionista. Alvaro García de Luján

Yo sí estuve en una manifa negacionista

Maldita sea. Tuve que coger el 7 bien temprano, a la carrera, agarrado a un café en vaso de cartón que se derramaba sobre la acera de la Avenida de Barcelona atestada a esa hora de la mañana de mis-nietos corto de leche en vaso de caña, carajillos, ladrillo visto y belmontes. El olor a churros llegaba hasta el viejo cuartel de Lepanto.

El último veraneo del señor García. Álvaro García de Luján

El último veraneo del señor García

Esa medusa pirada y medio muerta languidece a cien metros en la orilla de la playa de La Cala del Moral cuando leo en el periódico local que la última de las agendas globales prevé vacunar niños. El café con leche en caña se tambalea y –demonios, esta vez sí- no es por esa tía atractiva en bikini de la mesa de enfrente que no me quita ojo.

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