Una noche de mayo, cuando el invierno afilaba su puñal helado en Buenos Aires, le escribí a Fernando Sánchez Dragó. Al otro día, sin más, el viejo lobo de Castilfrío me abrió su hogar de par en par, tendió la mesa con blanco mantel y gustó el pan de mis palabras.
De la ausencia después de la presencia
Don Miguel de Unamuno, en el capítulo tercero de su obra Del sentimiento trágico de la vida, define al hombre como un animal guardamuertos. En la misma línea, Saturnino Álvarez Turienzo en su estudio sobre la soledad, habla del hombre como un animal de despedidas. La oquedad del corazón humano luego de un adiós, es insondable.
Más alla de la hemiplejia
Las primeras luces del día ganaron ya el cielo de Buenos Aires y el canto monótono de las chicharras preludiando una jornada agobiante, me traen los ecos de una infancia feliz. Sentado frente al ordenador (¡cuánto admiro a aquellos columnistas que ensayaban sus “solos” de Olivetti!), escribo así, a mano alzada, sin más propósito que esbozar los trazos necesarios para aclarar la mirada sobre aquello que Ortega llamó “hemiplejía moral” refiriéndose a la bipolaridad ideológica en las concepciones políticas.
In vino Veritas
Joseph Roth tenía la mirada buena. Sus pupilas eran dos heraldos que anunciaban lluvias plagadas de dolores. Sus ojos, que se nublaban cuando el espejismo del alcohol aparecía en el desierto del camino, eran ojos de mendigo.
Acerca del drama de enseñar filosofía
Titulamos a nuestra breve meditación: “sobre el drama de enseñar filosofía” y enseguida nos vemos obligados a precisar los términos. Hablamos de drama, y no de tragedia porque el drama convoca al juego de la libertad con final siempre abierto. En el drama, las brumas de la tensión, el vértigo de la peripecia, la zozobra del tanteo existencial, signan el presente y condicionan el futuro, pero no lo determinan.
“El hombre es una bestia triste…”
Hacia 1929, Roberto Arlt publicó una novela titulada Los siete locos. En ella se narran las peripecias de un peregrino existencial por las calles de Buenos Aires y junto a él, el destino de otras seis criaturas tan extrañas como icónicas.
In memoriam: Silvio Juan Maresca
Maresca se nos ha ido y en su adiós, nos obliga a encarnar ahora aquello que decía el Gordo Chesterton refiriéndose a la defensa de la auténtica tradición: debemos transmitir el fuego, no venerar las cenizas.
Meditación sobre el Justicialismo agonizante
Aflojo mis manos ante este papel en blanco para hacer verbo mi pensamiento sobre un tema polémico. Y digo “polémico” sin buscar otro adjetivo, pues mi breve meditación tocará uno de los nervios de la política: la relación obediencia-autoridad. El trasfondo de mi cavilación será la coyuntura político-existencial del pueblo argentino, aunque por temática y profundidad, justifica su extensión a otras naciones hermanas.
Intuiciones sobre la muerte y el olvido
Cuando el filósofo decide salir de camino con ojos honrados y exigencia auténtica, no puede menos que toparse en los recodos de su itinerario, con los diversos claroscuros de la existencia, con esas realidades que abren abismos en su interior y que impelen a investigar. In-vestigar significa hallar vestigios, y es que así marcha la naturaleza humana.
La “inservible” filosofía
El viejo Epícteto decía que el origen de la filosofía es el percatarse de la propia debilidad e impotencia. Quizás, por esta razón, tanto para la sofística soberbia como para la neopolítica hueca – se semejan bastante-, la filosofía, en su esencia y en sus frutos, resulta refractaria. Sobrevuela en estos días la noticia acerca de la anuencia del gobierno español para erradicar la filosofía de los ámbitos académicos.
La metamorfosis de la pobreza
Aquel que experimenta la vocación filosófica, puede correr el riesgo de la soledad infecunda, del soliloquio resentido, de la incomprensión buscada. Para ello, es necesario, a quien se le revela la tarea de pensar, que salga de sí, que salte el perímetro de su propio ombligo. Este salir de sí, no implica disipación ni superficialidad, sino contemplación en el silencio para retornar a la propia morada.
De como la pandemia devino a un tiempo bandera progre y kantiana
En el curso de estos dos años, los “expertos” (siempre me pregunté cómo pueden existir expertos sobre algo desconocido) nos cambiaron varias veces las cartas del mazo. Desde lo más trivial, por ejemplo, dejar los zapatos fuera de la casa o no cantar en habitaciones cerradas cuando compartimos con otros ese espacio, hasta cuestiones más serias.
Radiografía del hombre disoluto
Los procesos coyunturales de la historia siempre han invitado a ciertos hombres, a la noble tarea de pensar. La decadencia, que guarda como íntima ley espiritual no hallar fondo, es decir, que siempre se puede ser más decadente, ha hecho emerger ciertos faros en las oscuras noches de la historia.
Breve estudio sobre el resentimiento
El punto de partida para la formación del resentimiento es el impulso de venganza. Ahora bien, la venganza, aun con su detención temporaria y su aplazamiento para un momento oportuno, lleva siempre en su seno, un sentimiento de impotencia. La venganza nunca puede resarcir la lesión experimentada.
Notas sobre la argentina rota
La Argentina ha dejado atrás un nuevo ensayo circense de esta democracia formal que ni es social, ni es orgánica, ni mucho menos es directa. Cada domingo de elecciones, el argentino de a pie debe soportar ese repentino acceso de humildad que le brota a los candidatos.
Elogio del caracol
Hace algunos años, el filósofo surcoreano Byung-Chul Han, meditaba sobre la vivencia de la temporalidad en el mundo contemporáneo en un ensayo breve titulado El aroma del tiempo (2009). Han, con estampa de aplomado actor oriental y dueño de un estilo punzante en sus frases casi telegráficas, se interroga por las causas profundas de la aceleración del tiempo…
Sobre el liberalismo speed y la izquierda edulcorada
La actual escena política (y metapolítica, como gusta decir entre nosotros el gaucho Alberto Buela), parece debatirse entre dos posiciones: el liberalismo speed, cuyos nuevos rostros toman el nombre de “libertarios” y la izquierda edulcorada, refrito de algunas antiguas ideas y los nuevos cantos de sirena del progresismo moral. Analicemos brevemente ambas posturas:
Metafísica del abrazo prohibido
La instauración de la categoría de “asintomático”, entre otros términos de la neolengua científica, ha fundado la otredad como amenaza. El otro, ante todo, es un agente cuya sola presencia cercana constituye un atentado contra mi propia vida. Éste elemento no es extraño en un mundo que experimenta pavor ante la muerte y que por ello, intenta en vano maquillarla.
La lengua secuestrada
Cuando observamos entre atónitos, incrédulos y molestos, su verba melosa plagada de ellos,ellas y elles, inmediatamente se nos viene a la mente una pregunta: ¿Se imaginan El Quijote, Hamlet, Los Karamazov o el Hombre Rebelde de Camus en lenguaje “inclusivo? ¿Se imaginan un cuento de Borges o una narración de Juan Rulfo escrita así? Imposible.
El eclipse de lo sagrado
Mucho se ha discutido acerca de la posición conceptual de Nietzsche en el panorama de las ideas contemporáneas. Se ha dicho de él que su vocación era la de un nihilista. Nosotros nos inclinamos a pensar que, bien abordado, el filósofo alemán se erige en verdad como el profeta del nihilismo, aquel que va a legar a los dos siglos venideros al menos, la ardua tarea de la superación del nihilismo.
Con la sangre, con el tuétano, con el vientre, con la vida
“Hay personas, en efecto, que parecen no pensar más que con el cerebro, o con cualquier otro órgano que sea el específico para pensar; mientras otros piensan con todo el cuerpo y toda el alma, con la sangre, con el tuétano de los huesos, con el corazón, con los pulmones, con el vientre, con la vida. Y las gentes que no piensan más que con el cerebro, dan en definidores; se hacen profesionales del pensamiento”
Cuando abunda el “mío-mío”
Hacia los primeros días del otoño de 1829 y en el marco de la tensión entre unitarios y federales, el General Juan Galo Lavalle cruzaba el Arroyo del Medio y se internaba en la Provincia de Santa Fe. Lo acompañaban en su travesía más de medio millar de hombres avezados en la trenzada ríspida del combate. Cabalgaban tras la encumbrada figura de Estanislao López con aquella consigna unitaria que rezaba: “A los caudillos darles plomo y echarlos de barriga”.
Notas sobre el progreso: hechizos y olvidos de un ídolo moderno
La quimera del progresismo es creer que el despliegue horizontal, el hechizo del cambio por el cambio mismo, la réplica inmanente y acumulativa es garantía de bienestar. Este movimiento, que recibe el nombre de parallaxis se opone a la eidopoiesis como actualización de virtualidades de la propia esencia. Mientras el progresismo incurre en aquello que Heidegger denominaba “afan de novedades” y que constituye uno de los elementos definitorios de la vida inauténtica, el pensamiento tradicional cuyo eco asume Dugin, propone un movimiento que resguarde y no olvide la propia identidad.
Sobre el arte de disentir
El periodista dejó de ser el cronista de la realidad para devenir opinólogo al servicio del consenso. Pero ¿qué consenso? El de ellos, el de los naipes marcados antes de cortar. Otra especie, más reducida pero no menos nefasta es la de los “filósofos” mediáticos. Entre nosotros, los argentinos (supongo que en nuestra doliente Hispanoamérica o en aquella siempre querida España pasará otro tanto), los focos se concentran en una figura que creció al amparo del poder y que bajo la pose de antisistema, le milita todas las causas a los dueños del mundo: género, aborto, autarquía moral y emancipación nihilista.
De Nimio de Anquín a Alberto Buela
El reconocimiento personal es uno de los modos más profundos de afirmar al otro en la existencia. Quien reconoce al otro, del mismo modo que lo hace el amor, torna verbo el pensamiento que reza: “que bueno que existas”. El reconocimiento es motor motivacional, porque en el fondo y desde nuestra óptica personal, la filosofía tiene que ver con la tarea de partir el pan y no con la gula autocomplaciente. Alberto Buela ha sido muy generoso con nosotros, no solo porque nos ha reconocido en la tarea intelectual sino porque nos alienta a tomar la posta en esta hora de la historia nacional.