Religión y laicidad pueden y deben actuar conjuntamente, reconociendo y respetando cada uno las razones y las regiones de la otra parte. El laicismo es, sin embargo, una variante del fundamentalismo religioso, del que se plantea, precisamente, como la variante atea pero no menos dogmática, fanática e intolerante.
Inmigración masiva: arma del turbocapitalismo y el patronato cosmopolita
El tiempo de la acumulación flexible corresponde al advenimiento de una época re-feudalizada y posdemocrática, en la que las decisiones son soberanamente tomadas por una élite financiera desresponsabilizada que opera en el más riguroso anonimato, en los intermundia de las sociedades anónimas y de las multinacionales rizomáticas, y en aras de su propio exclusivo interés.
El retorno de “la plebe” en el Mundialismo
Estamos asistiendo desde hace años a la replebeyización de las masas, durante un tiempo protegidas por derechos conquistados en el marco de los Estados nacionales soberanos y ahora redefinidas como una inmenso ejército de Siervos de la gleba a merced del capital sin fronteras, sobre el que reposa la esencia de esa «glebalización» como fundamento del Nuevo Feudalismo líquido-financiero.
Defender lo que somos. Identidad y Frontera
Sólo quien dispone de una identidad puede respetar a las otras y dialogar con ellas; quien no posee identidad no puede respetar las demás identidades, de igual modo que quien se amuralla en su propia identidad, la pierde, ya que ésta únicamente puede existir en su esencia relacional.
Elogio de la Frontera, crítica del Muro
Permítasenos recordar brevemente el célebre pasaje del monumental texto Ab Urbe condita, en el que Tito Livio narra la fundación de Roma. Como es sabido, la presenta como el resultado de un fratricidio cometido para castigar la violación de una frontera materializada en forma de muro. Sic deinde, quicumque alius transiliet moenia mea (“Así acabará a partir de ahora cualquier otro que salte mi muro”), son las inequívocas palabras de advertencia que pronuncia Rómulo después de haber matado a su hermano…
Hegemonía neoliberal: la violencia simbólica del Poder
A la luz de la hegemonía de los grupos dominantes se explica la, cada vez más evidente, redefinición de la Escuela y de la Universidad como avanzadillas del pensamiento único políticamente correcto (liberal-libertario, tecno-científico y radical-progresista), dirigido a modelar a las generaciones más jóvenes según los dictados del nuevo orden mental.
Generación Erasmus: jóvenes explotados y felices
Celebrado su bautismo en 1987, el Erasmus es, de hecho, un proyecto de educación y de ortopedización de las mentes y de los cuerpos que impone a las generaciones más jóvenes la movilidad internacionalista, la expatriación permanente, el vagabundeo placentero, el postureo cosmopolita y la desorientación generalizada (o sea la ausencia de arraigo territorial, histórico, cultural) como valores de referencia.
¿Hacia la nueva Guerra Mundial?
Los Estados resistentes nos enseñan no sólo que resistir es posible, sino, además, que en el tiempo de la Cuarta Guerra Mundial y del fanatismo de la economía del capitalismus sive natura, el Estado es la fuerza desde la cual es necesario encender la mecha para reabrir el conflicto contra el Capital. Resulta entonces plausible sostener respecto de los Estados resistentes cuanto Fenoglio afirmaba a propósito de los partisanos: «lo importante es que quedase siempre uno».
Unión Europea y Manifiesto de Ventotene: por una crítica racional
En el tránsito desde el anticapitalismo comunista de Gramsci y Togliatti al ultracapitalismo liberal-libertario de un D´Alema o un Mitterand, la izquierda pasó desenfadadamente de la lucha contra el Capital a aquella otra volcada en la defensa a ultranza y la glorificación de la Unión Europea, que representa el non plus ultra del liberalismo desdemocratizador en el Viejo Continente.
Cristianismo y resistencia al nihilismo
La sociedad mercadoforme no puede aceptar la religión de la trascendencia y, en el caso europeo, su forma específica que es el cristianismo; entre otras muchas consideraciones, por el hecho de que ésta lleva consigo inevitablemente un mensaje social incompatible con la civilización de los mercados y con la atomística liberal de los competitors, variante mercadista del homo homini lupus hobbesiano.
La Izquierda fucsia. O de la metamorfosis kafkiana
Para evocar una ulterior figura literaria, los neoizquierdistas han experimentado una Verwandlung, una «metamorfosis» similar a aquella descrita por Kafka. Una metamorfosis que les ha hecho precipitarse en el abismo en el que se encuentran desde 1989 y, en mayor medida aún, desde la llegada del nuevo Milenio. La situación puede parecer por momentos tragicómica…
Capitalismo financiero. O de la usura legalizada
En el marco del capitalismo financiero los mercados especulativos dominan la economía. La Finanza, que en la fase precedente del capitalismo estaba conectada a la producción y era funcional a su desarrollo, se vuelve autónoma y se convierte en un fin en sí misma, subyugando a la propia producción y, en general, a lo que se ha denominado «economía real» (al objeto de distinguirla de aquella otra puramente ficticia y fetichista característica de la finanza).
De comer insectos. O de la Globalización repugnante
Desde hace algún tiempo, la UE presiona para que los europeos acepten de buena gana en su dieta larvas e insectos, gusanos y moscas: el plato único gastronómicamente correcto, variante del pensamiento único políticamente correcto. Se trata de un momento decisivo en la deconstrucción de las identidades europeas, partiendo de la mesa.
Gastronómicamente correcto. McDonald´s y la mundialización a la mesa
La identidad gastronómica se declina en plural, ya que son muchas las tradiciones a la mesa y cada una existe en el constante nexo de mixtura e hibridación con las demás. Cada identidad existe, en sí misma, como resultado nunca definitivo de un proceso por el cual se entrelaza o -para permanecer en el campo de las metáforas culinarias- se mezcla con las otras.
Crisis de 2007. La Gran Estafa del capitalismo financiero
En el contexto de la crisis de 2007, «Salvar a los bancos» fue el nuevo e indecente lema repetido a tambor batiente por las elites y, sobre todo, por sus políticos e intelectuales de referencia. Como si se tratara de una nueva religión azteca alimentada por sacrificios humanos…
Recordar quiénes somos. Identidad y Tradición para resistir al Globalismo
En el tiempo de la «noche del mundo» prevalecen, como horizonte único, visiones del ser instaladas en un realismo ingenuo y anegado de altas dosis ideológicas, que disuelven lo posible en lo existente. La ontología impuesta, la funcional a la clase dominante, está centrada en la intransformabilidad del orden de las cosas y, al mismo tiempo, en el primado del hacer técnico, que instrumentaliza los entes con vistas al aumento infinito de la voluntad de poder.
El Estado gerencial neoliberal y las Organizaciones No Gubernamentales (ONG)
Las Organizaciones No Gubernamentales, en realidad, reclaman desde abajo y desde la «sociedad civil» las «conquistas de la civilización», los «derechos» y los «valores» establecidos desde arriba por los Señores del mundialismo nivelador que «per sé fuoro» (Inferno, III, v. 39), los nuevos conquistadores financieros y los custodios del gran business del mercado supranacional bajo la hegemonía de la especulación capitalista privada.
1968 y 1989: las dos fechas fundamentales del Turbocapitalismo
El capitalismo supera dialécticamente las reivindicaciones antagonistas del proletariado (lucha de clases, espíritu de escisión, organizaciones partidistas, pasión revolucionaria); y lo hace anestesiando su conciencia en un sentido consumista, pero también «economicizando» el conflicto (desde los años setenta, el proletariado lucha por conseguir salarios más altos y no por superar el modo de producción, metabolizando así la ideología del capital como horizonte ineluctable).
Fin de la Derecha y la Izquierda, triunfo del Turbocapitalismo
el tránsito hacia la nueva figura del capitalismo absoluto-totalitario se desarrolla a lo largo de una trayectoria que nos acompaña desde 1968 hasta el nuevo Milenio, atravesando la fecha epochemachend de 1989. De hecho, desde 1968 hasta hoy, el capitalismo ha «superado» (aufgehoben) dialécticamente la contradicción que él mismo había provocado en la fase antitético-dialéctica
El complejo de Orfeo. El error del neoliberalismo progresista
Como ha subrayado Michéa, la nueva izquierda del arcoíris es hoy víctima del «complejo de Orfeo». Para no perder para siempre a su amada Eurídice, el cantor Orfeo no pudo «volver la mirada atrás hasta haber abandonado los valles del Averno».
¿Por qué el capitalismo prefiere hoy a la Izquierda?
Hoy, el turbocapital posburgués de la globalización, del free market y el free desire, en la fase absoluto-totalitaria, prefiere la cultura de la izquierda, con su celebración de la desregulación antropológica y de la openness ilimitada del imaginario y de las fronteras reales, con su dogmática de la desoberanización de los Estados y la deconstrucción falsamente rebelde de las normas viejoburguesas.
“¡No tendréis otra sociedad que ésta!”. La Teología neoliberal
El carácter teológico del nuevo ordo oeconomicus se muestra claramente en la imposición que realiza de sí mismo como un horizonte irrefutable e irredimible, como totalidad objetivamente dada, insuperable aunque sólo sea a nivel simbólico. Nos convierte a todos en seguidores de un culto sin dogmática, de un encantamiento fetichista y de una religión omnipresente en la vida cotidiana, cuyo dominio se extiende «así en la Tierra como en el Cielo».
Tierra y Mar. La Globalización como reino fluido
Incontrolado e incontrolable, el mar es el reino de la desmesura y la transitoriedad universal, del nomadismo pirata y del vagabundeo incontenible: «en el mar no es posible sembrar y ni siquiera cavar líneas rectas. Las naves que surcan el mar no dejan tras de sí ninguna huella”. Las estelas que al navegar se dibujan en el mar desaparecen casi instantáneamente, sin trasladarse al futuro. Son, precisamente por esto, el símbolo de la fugacidad universal de la sociedad líquida global.
Globalización neoliberal, una nueva fe religiosa
La globalización se muestra entonces, como una «concepción del mundo», es decir, como un sistema articulado y omnicomprensivo, porque se ha venido estructurando bajo la forma de una perspectiva unitaria y sistemática, centrada en el cosmopolitismo desnacionalizante y en la eliminación de toda limitación material e inmaterial a la libre circulación de mercancías y personas mercadizadas, a los flujos de capital financiero líquido y a la extensión infinita de los intereses competitivos de las clases dominantes.
Homo cosmopoliticus. Adam Smith y la subjetividad globalista
La impostura de las izquierdas fucsia y arcoíris consiste, en cambio, en hacer pasar de contrabando como internacionalismo socialista lo que, en rigor, es el cosmopolitismo liberal, es decir, el ámbito del conflicto favorable al Señor competitivista.
¿Por qué el capitalismo financiero odia a los Estados soberanos?
La desoberanización de los Estados nacionales se presenta, en el marco del Nuevo Orden Mundial, como un momento fundamental de la despolitización de la economía y de la agresión contra la forma Estado como compendio de la eticidad y de la posibilidad de regular el mercado.
Tierra de los arraigos contra Mar de las finanzas
La sociedad actual se presenta como “líquida”, cuando no como “aeriforme”, según el diagnóstico de Berman acerca de la moderna disolución en el aire de las formas estables. Esto depende eminentemente del hecho de que en ella no hay realidad que se sustraiga a la cualidad que distingue a los líquidos, que es la adaptabilidad al recipiente que los alberga y, por tanto, la asunción de las formas que les son conferidas en cada momento.
La escurridiza categoría liberal del Totalitarismo
Entre las categorías filosófico-políticas que gozan de mayor éxito en el orden del discurso neoliberal, tanto de derecha como de izquierda, se encuentra la de “Totalitarismo”, especialmente en el sentido conceptualizado por Hannah Arendt en su obra Los orígenes del Totalitarismo (1951).
La dictadura de la plutocracia financiera
Derecha e izquierda neoliberales aplican hoy las mismas recetas económicas y sociales. Y estas últimas ya no son fruto de la negociación política democrática, pues ha desaparecido la soberanía económica y monetaria de los Estados nacionales soberanos. Por tanto, las recetas vienen impuestas autocráticamente desde instituciones financieras supranacionales, que a su vez no están legitimadas democráticamente (BCE, FMI, etc.).
Lifestyle-Linke: la izquierda de los estilos de vida mercadizados
Fenómenos como el orgullo gay son presentados por el orden del discurso como momentos imprescindibles de emancipación de un patriarcado residual y homófobo. En realidad, son simples manifestaciones de adaptación social al american way of life del capitalismo posmoderno, completadas con la sustitución de la lucha de clases por un conflicto de género y “gustos sexuales” que es, por definición, interclasista y, por lo tanto, funcional al mantenimiento del orden dominante.
No tenemos que salvar la UE: ¡tenemos que salvarnos de ella!
La Unión Europea no es más que la implementación post-1989 del proyecto de mundialización basado en la primacía autocrática del mercado, en la homologación de la humanidad bajo la bandera de la forma mercancía y en el imperialismo moralista de tracción atlantista desplegado contra los gobiernos todavía no globalizados.
Rómulo y Remo. O la importancia sagrada de la frontera
La propia globalización bien podría concebirse como la neutralización de las diferencias e identidades, y como el tránsito de todo el planeta hacia lo neutro global, sin fronteras materiales o inmateriales, nacionales o identitarias. Es la venganza post-mortem de Remo y de su pulsión por la invasión, por la neutralización de los límites que hacen diferente a una identidad de otra.
Derecha azulina e Izquierda fucsia, las dos alas del águila neoliberal
Según la nada lineal trayectoria que conecta 1968 con el nuevo Milenio, la izquierda encuentra ahora su tono, ya no en el rojo de la pasión utópica, sino en el fucsia de las reivindicaciones sectoriales en el terreno del capitalismo. Encuentra su símbolo de referencia, ya no en la “hoz y el martillo” del trabajo y su redención anticapitalista, sino en el arco iris de los caprichos de consumo individual para las clases privilegiadas, tras los cuales se esconde y legitima el gris de la cosificación capitalista.
Neoliberalismo. O del gobernar para los mercados
El fundamento del turbocapitalismo concuerda con la visión neoliberal que Foucault condensaba en la fórmula del gobierno no “de los mercados”, sino “para los mercados”. Con el lenguaje de Von Hayek, el gobierno y el Estado tienen propiamente un solo cometido, que no es el de «producir determinados servicios o bienes para el consumo de los ciudadanos, sino más bien el de controlar que el mecanismo que regula la producción de bienes y servicios se mantenga en funcionamiento».
Resiliencia, una palabra del Poder
Un fantasma recorre las ruinas de la civilización tecnomorfa y pantoclástica: es el nuevo espécimen del homo resiliens. Liberado de los remordimientos de la conciencia infeliz y satisfecho por la miseria del presente cosificado, el «último hombre» dedicado a la resiliencia no conoce nada grande por lo que luchar y en lo que creer, por lo que esforzarse y en lo que esperar.
¿El Cristianismo se ha evaporado en la civilización de consumo? La profecía de Pasolini
Pasolini, con su habitual mirada profética, fue de los primeros en descifrar con lucidez el alcance real del cambio telúrico que atravesaba la sociedad ab imis fundamentis. Señaladamente, al entender cómo la sociedad de consumo no sólo no estaba fundada sobre el cristianismo, sino que debía anularlo para poder imponerse ella misma como la única religión permitida.
Sobre la incompatibilidad entre lo sagrado y las finanzas
El relativismo consumista posmetafísico impide el reconocimiento de la figura veritativa de los límites (éticos, religiosos, filosóficos). Y, con movimiento sinérgico, potencia los infinitos gustos del consumo liberalizado y desligado de toda perspectiva de valor.
Más allá de la derecha y la izquierda. Contra la oligarquía financiera
Como Nietzsche tuvo el coraje de aventurarse jenseits von Gut und Böse, “más allá del bien y del mal”, así el desafío teórico-práctico de nuestro tiempo coincide con la voluntad y la capacidad de impulsarse “más allá de la derecha y de la izquierda”. Por encima de la agorafobia intelectual y política, y superando la fidelidad nostálgica a mapas conceptuales y símbolos identitarios incapaces de arrojar luz sobre el presente, deben prevalecer el coraje teórico y la pasión creativa, capaces de recategorizar la realidad sobre nuevas bases cognitivas y teorizar nuevos escenarios desde la filosofía política.
Defender lo que somos. Elogio de la identidad
La Unión Europea (UE) ha favorecido –en lugar de impedido- la irrupción de la mundialización mercadista en los espacios del Viejo Continente, todavía repletos de derechos sociales y limitaciones políticas, nacionales y constitucionales al libre mercado.
«Dios ha muerto»
La fenomenología nietzscheana de la muerte de Dios alude a la cancelación de todo el horizonte de sentido en torno al cual se orientaba la civilización occidental, ahora a merced de una «eterna caída» y una «nada infinita» que la lleva a la ruina sin referencias, sin valores y en un “espacio vacío”: “¿todavía existen un arriba y un abajo?” o, más en general, ¿un sólido punto de referencia para orientarse en los espacios de Babel del mundo desdivinizado y desprovisto de fundamentos?.
¿Por qué el turbocapitalismo quiere descristianizar occidente?
La globalización le pide al cristianismo, sic et simpliciter, continuar existiendo renunciando a su ser y deviniendo parte integrante del mismo proyecto de la globalización fundada sobre el fanatismo del libre mercado. Y cuando se dan tentativas de sustraerse a este destino, recuperando el espíritu de la trascendencia y de lo sagrado, de la tradición y de lo divino, como ocurrió en el breve pero heroico pontificado de Ratzinger, el desencuentro entre cristianismo y capitalismo se vuelve irreconciliable.